Locales
MARTA SWINNEN: “Recuerdo la solidaridad de la gente de Mercedes”
Es Lic. En sistemas, egresada de la UBA. Se fue de Mercedes a los 18 años. A los 30 con su esposo e hijo viajó a Europa. Vivió en España, Rumania, República Checa y desde hace más de 10 años, radicada en Francia, en un pueblo llamado Mareil-Marly a 25 km. de París.
Los años en Mercedes
“Me fui de Mercedes hace mucho- nos empieza a contar Marta. Me fui cuando tenía 18 para estudiar en Bs.As. Allí estuve hasta los 30 años hasta que nació mi primer hijo, y con mi marido decidimos viajar para Europa. Estuvimos primero en Madrid, luego en Rumania, en República Checa y ahora Francia, desde hace más de 10 años ya.
En Mercedes, desde los 3 años a los 18 fui al Colegio Parroquial. Mi promoción, la de 1985, fue única porque nos abandonaron los varones – recuerda. Sí todos los varones se fueron al colegio San Patricio o Nacional, así que fuimos una promoción de chicas. Terminamos 19 chicas que seguimos siendo amigas, como antes.
Vivía en la 1 y 106, a unas cuadras de la Av. 1 y 2. Iba en bicicleta a la escuela o en colectivo que daba toda la vuelta a la ciudad, y lo tomaba 7 menos 10, no me olvido más.
Recuerdo por ejemplo que para el día de la primavera nos juntábamos en la quinta de alguna compañera y después nos reuníamos con toda las promociones de los últimos años a cantar en la plaza San Martín. Antes se competía entre las escuelas, y cantábamos y todo, era hermoso. La verdad que la adolescencia en Mercedes se vive muy bien. Muy lindos recuerdos tengo de aquellos años de mi infancia y adolescencia.
Destaco la solidaridad de la gente, el hecho de que en Mercedes uno siempre tiene algún conocido, si uno necesita algo. Ese tipo de cadena de solidaridad y compañerismo que existe solo en los pueblos, y el trato cordial y simpático, cómo te reciben en los negocios, en todos lados te tratan bien y son sonriente y alegres, algo que en las grandes ciudades se pierde. Acá, por ejemplo, los franceses son muy corteses y te saludan, te dicen buen día, pero yo intento algo más y ahí queda, ahí termina la conversación”- señala.
Los estudios y el amor
“Como la gran mayoría, dejé Mercedes a los 18 para ir a estudiar a Buenos Aires. Estudié Licenciatura en Sistemas en la UBA, en la Facultad de Ingeniería.
A mi esposo lo conocí en una empresa, por razones de trabajo. Yo ya me había recibido y empecé a trabajar en un banco de origen francés y él fue a Bs. As con un contrato por 6 meses. Ahí nos conocimos, nos enamoramos y nos pusimos de novios, y cómo no tenía ningún compromiso se instaló en Bs As conmigo. Me decía que él quería probar suerte, éramos jóvenes y solteros y bueno, como funcionó la cosa nos casamos en Bs. As. y tuvimos nuestro primer hijo allí.
La decisión de viajar a Europa, vino después. Él tenía una licencia sin sueldo en Francia y tenía que definir qué hacía o si nos íbamos para Francia, y teniendo en cuenta eso la empresa nos propone a los dos un trabajo en Madrid.
A mí me gustaba la posibilidad de conocer otra cosa, de conocer el mundo. Estaba la posibilidad de venirnos y bueno, Madrid es la puerta de Europa y llegar con trabajo y facilidades nos parecía muy seductor. Igualmente nos costó un poco, en aquellos años no era como hoy en día. Me acuerdo del stress para leer un mail cuando llegaba, las computadoras andaban lento” -confiesa.
Destinos
“En Madrid vivimos muy bien- dice Marta; pero en un momento surgió la posibilidad de ir trabajar a Rumania, en realidad, era solo trabajo para mi marido, y ahí volvimos a plantearnos si quedarnos en Madrid o probar otra cosa. Y como nos gustaba conocer algo nuevo, allí fuimos.
Fue un momento difícil porque acaba de tener mi segundo hijo, así que nos fuimos con un bebé de meses. Nos salió muy bien, vivimos muy bien varios años en Rumania, y conocimos muchas regiones del país, le tengo un gran cariño.
Los rumanos son buena gente, tienen muy mala fama en Europa por los gitanos, pero el rumano en general tiene cultura latina en medio de una cultura eslava, hablan latino y son latinos. El idioma es fácil de aprender, sobre todo en algunos años, es una mezcla de italiano y español, lo que te ayuda para comunicarte. Son sonrientes y alegres, lo expresan más que otros como franceses o ingleses. Los rumanos se vienen a Europa del este que es más rica económicamente. Los veo más parecidos a nosotros. Y siempre reniegan de los gitanos por los cuales les hacen mala fama en Europa.
Nos sentíamos integrados y demás pero se notaba la diferencia, cómo que éramos distintos – dice y ahí le salió a mi marido la posibilidad de vivir en República Checa. Estábamos por tener nuestro tercer hijo. La situación era más difícil aun, tenías que pagar por todo, porque todo era con coimas. Entonces decidimos ir a Francia que estaban mis suegros, y decidimos tenerlo ahí. Nos instalamos con mis dos hijos más chiquitos en lo de mis suegros, en una casa de campo cerca de Toulouse.
La situación era muy cómica, imagínate: hospital de Auch, un pueblo de cerca de Toulouse, una argentina con pasaporte belga, que vivía en Rumania, teniendo un bebé en Francia. No entendían nada…(risas)
Ya tres hijos era difícil porque si tenés dos, podés con uno en cada mano pero con tres no, y tres entran en un auto para cinco pero si tenés cuatro hijos no, ya se complicaba. Y ahí bajamos la persiana- confiesa.
Mi marido se llama Philippe y mis hijos Santiago (nació en Bs. As.); Lucas (nació en Madrid) y Matías (nació en Francia) pero los tres tiene nacionalidad argentina y francesa. A los largo de estos destinos mi familia me ha venido siguiendo. Mi mamá por todos lados, acá vinieron mis hermanos, me visitaron en Praga, mis hermanas vinieron las 3 cada una con su familia en algún momento, vinieron algunos parientes. Mi hermano Jorge acá no vino pero si a Praga. Nosotros somos 5 hermanos: Jorge Ceci, yo, Hilda y Lía.
Mis amigas de la infancia, Vero, Evangelista, Valeria, Mariana, Marina, Raquel, Isabel Patricia, Clarisa, algunas han venido acá a París, y otros amigos de Bs. As., también pero gente de Mercedes, algunos han venido a visitarme”.
La actividad laboral y social
“Siempre trabajé en asociaciones, pero cuando llegué a Francia no volví a trabajar en empresas como en Madrid o Argentina y me dediqué a los chicos.
Ahora hago teletrabajo para una empresa de reciclaje y estamos montando un proyecto de reciclaje de plásticos. Somos 5 personas nomás, porque la empresa está montada en Normandía.
Hago tareas de idiomas. Al estar en Europa, acá se cambia mucho de idioma según la provincia, por lo que hago interpretaciones de francés a español o inglés, y cosas de informática. Pero no me he dedicado a mi profesión de lleno. Estoy metida en asociaciones internacionales (Club Internacional se llama) donde organizamos eventos culturales, un montón de actividades culturales. Estoy en el área de comunicación y en contacto con mucha gente, que descubrí en Europa, y eso es lo que me gusta, encontrarme con gente del mundo entero: chinos, japoneses, rusos.
Hemos organizando un seminario de bienvenida para expatriados y demás, para los que llegan a Francia, para que puedan entender el sistema en general, que en Francia es muy diferente a otros lados. Y para que puedan adaptarse.
En un momento trabajé para el PSG, donde hoy juega Messi. Mucho no puedo decir porque me hicieron firmar un contrato de confidencialidad- sentencia. Pero acompañé a un jugador y a su familia cuando se mudó a Francia, para que se adapte y demás. Son demasiado famosos los jugadores hoy en día por lo que no quieren que se difunda su vida, porque el acoso que tienen es tremendo”- concluye.
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