La Última Pulpera

La noticia nos enmudeció a todos. El 7 de agosto nos dejó Aída Di Catarina, hermana de Cacho, el último pulpero, en la criolla localidad de Mercedes, Buenos Aires.

Nacida en la ya mítica Pulpería de Cacho, a orillas del río Luján, su vida la pasó detrás del mostrador. Las estanterías y las gruesas paredes, la protegieron. La conocí ni bien pisé la pulpería hace muchos años y entendí inmediatamente que era una mujer de las que ya no nacen, el mundo ha perdido ese molde. Amable, servicial, encantadora y por sobre todas las cosas, amante de la tradición.

Estaba feliz de ver a su pulpería, que era su casa, siempre con gente. Sentada con su eterno compañero, don Oscar Pozzi, los dos fueron protagonistas de una hermosa historia de amor. Estaba feliz –y lo seguirá estando- de ver a sus hijas mantener encendido el fuego sagrado. En vida le tocó ver el renacimiento de la pulpería, su reconocimiento lo vivió. Fue generosa, siempre. Todas las veces que fui a la pulpería esperaba ver su mirada, calma y campera. Te hacía bien encontrar su mirada, y sino estaba ella, a la pulpería le faltaba alma.

No me imagino el dolor de su familia, sí el nuestro que sentíamos hacia Aída un profundo amor. El consuelo de haberla incluido en mis libros, y en mis notas, y de haber compartida con ella incontables charlas y comidas, tuve el honor que me sirviera una picada cuando fuimos a filmar un programa con Lele Cristóbal. En el papel vivirá para siempre y para todos, su historia marca un camino de trabajo y cariño inmenso por su tierra.

Si su hermano tenía aquel titulo, Aída entonces fue la última pulpera. Ambos, ahora desde el cielo gaucho, se convierten en santos para todos los que peregrinamos al santuario, a nuestra querida pulpería. Fue, Aída, para el mundo, una presencia que lo volvió mejor. No se irá jamás de La Pulperia De Cacho Di Catarina