Editorial: Pobres pibes

En Argentina el índice de pobreza alcanza casi al 40 por ciento de los habitantes. Los datos difundidos a fines de marzo por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) así lo indican.

A partir del mismo informe quedó establecido que durante 2022 la pobreza experimentó un alza que superó al 39 por ciento del total de la población. Lo que se traduce en la cantidad de pobres que existe en la actualidad: 18 millones de personas, un millón más que a mitad del pasado año.

Uno de los factores determinantes en este aspecto radica en la brecha que alcanza casi los siete puntos – y que profundiza el proceso inflacionario- entre el aumento real de los ingresos familiares y lo que subió la canasta básica para cada uno de los hogares. Ahí se percibe el principal inconveniente. El ingreso familiar promedio el año pasado fue de 83.758 pesos mientras que la canasta básica superaba los 132.000 pesos.

En el transcurso del primer trimestre de 2023 los valores de los alimentos siguen escalando y eso afecta principalmente a los sectores más vulnerables, a un ocho por ciento de la población (más de tres millones y medio de personas) que es indigente y a la que ni siquiera le alcanzan sus magros recursos económicos para poner sobre la mesa todos los días del mes un plato de comida.

En este contexto adverso, despiadado e inverosímil la franja etaria más perjudicada resulta la que integran los niños. Uno de cada dos menores de 14 años vive en un hogar con posibilidades insuficientes para acceder a bienes básicos que le permita alimentarse adecuadamente, vestirse, movilizarse, educarse y acceder a una cobertura de salud de calidad.

Los chicos que hoy quedan excluidos, aislados y sin posibilidades concretas de desarrollo son el reflejo cabal del fracaso social de las últimas décadas. De las malas decisiones adoptadas por la clase política que quedan plasmadas en estas desigualdades manifiestas.

Pero son, también, el futuro; y parte de las nuevas generaciones que tendrán como misión encausar el rumbo. Aunque, en estas condiciones, parezca poco probable.