La muerte de Floyd o la arrogancia del racismo en USA sentada en la Casa Blanca

El hastío colectivo encuentra en el cuerpo asfixiado de George Floyd la gota que rebalsa el vaso de la paz social norteamericana: un cóctel explosivo que se suma a una sociedad golpeada por la inacción frente al COVID-19.

EEUU no es «el país de la libertad» como queda claro con tanto episodios de intolerancia social con las minorías: afroamericanos. latinos. asiáticos, musulmanes y cualquier grupo inmigrante no encaja en el «amercan way of life».

El asesinato de George Floyd en manos de la policia de Mineapolis, asfixiado mientras lo aprehendían, encendió la mecha de la protesta social contenida frente a un gobierno arrogante que no mide consecuencias ni se hace cargo de lo que provoca con sus acciones o inacciones.

Que los defensores de la democracia caigan en el recurso del estado de sitio es PARTE del desenmascaramiento de un gobierno ortodoxo en sus acciones y «retrógrado» en sus pensamientos.

Las imágenes son elocuentes: «caos social, protestas pacíficas, saqueos, toque de queda en más de 25 ciudades». Frente a la arrogancia del gobierno, los ciudadanos accionan pidiendo más empatía y solidaridad.