Lealtad con una página de nuestra historia

Hemos atravesado un fin de semana donde la centralidad política en materia informativa y de actualidad, ha pasado por la celebración del 17 de Octubre. El recordatorio a 75 años de aquella página incuestionable de la vida política argentina fue en esta oportunidad, un acto, marcha, caravana o manifestación ( llámelo como más le plazca ), de apoyo al gobierno Nacional de Alberto Fernández. Fue por cierto una contraofensiva a las sucesivas expresiones de descontento de determinados sectores de la sociedad, contra las políticas de la actual gestión en medio de una crisis social y económica profunda y de alto impacto global.

Se puede interpretar en tiempos de Democracia que unas y otras acciones canalizan los humores, reflejan los estados de ánimo, interpelan hacia un lado y otro. Quienes han impulsado este tipo de manifestaciones no han hecho mas que darle un encausamiento cívico a esas sensaciones. Aunque en tiempos de “grieta” entonces se empieza a analizar con ribetes filosóficos respecto de quien ha ganado la calle. Como si se tratara de una pulseada donde alguien le tuerce la mano al otro y se agiganta con ese logro. Pasaron entonces marchas y contramarchas. Pero meses antes también pasaron elecciones donde ganaron la calle las urnas. Donde millones de personas dejaron su pensamiento, sus ilusiones, sus intenciones y sus esperanzas. No pasaran muchos meses para que esto vuelva a suceder y vuelva a ganar la calle el conjunto de la sociedad. Creer que estas marchas representan algo más que lo que muestran se parecen más a una subestimación de la inteligencia de la ciudadanía que a otra cosa. Como creer que muchos de los que se dicen convocantes de esas manifestaciones son líderes naturales. Basta con después exponerlos al arbitrio del voto popular para darles un baño de realidad.

Alguno podrá pensar a esta altura que quien escribe se opone a las manifestaciones populares o las expresiones de la “gente”. Lejos de la realidad. De lo que sí uno puede estar seguro, incluso aquellos que lo afirman con una impostada convicción, es que la “gente” a la que aluden, no representa un todo. Las recientes marchas o movilizaciones, han sido expresiones sectoriales, con consignas más o menos claras para no entrar en un debate sin fin. Pero son una muestra, un botón. Cualquiera de esas convocatorias están muy alejadas de aquel épico 17 de octubre de 1945. Donde tampoco se movilizó toda la “gente”, sino un sector. Miles de personas, miles de trabajadores que no sabían de celulares, de redes sociales ni de multimedia. Ciudadanos que consideraron que con la detención de un hombre estaban en peligro sus conquistas y sus derechos. Esos que les habían concedido y que no estaban dispuestos a perderlos y mucho menos a no poder defenderlos.

Podemos entonces concluir, despojados de discusiones o posicionamientos político partidarios, que parte nos negamos a aceptar de aquel día. O acaso no había personas que defendían sus derechos, o acaso no estaban esos hombres y mujeres demostrando lealtad a quien les había dado protagonismo en la escena nacional. ¿Que parte de esa página de la historia no logramos comprender en su verdadera dimensión para no aceptar una fecha como de las más trascendentes de la historia argentina moderna? ¿O será que la otra parte de la “gente” que ese día no salió a la calle renegaba de esas conquistas o esos derechos? Tal vez si… tal vez no. ¿Que pensará la “gente”?