Regionales
Jorge Eduardo Scheinig expresó un mensaje claro y contundente a favor de la vida
El Arzobispo dijo que “no seríamos coherentes si defendiéramos el embrión pero no nos animáramos a defender también a tantas personas frágiles”.
Dijo que “habrá un juicio a las naciones. Ya no va a haber tiempo para el disfraz, se acabó el tiempo de disfrazar la realidad (…) Al final todo ser humano, sea conscientemente religioso o no, sea conscientemente cristiano o no, será examinado en la capacidad que tuvo de ponerse al servicio de los más frágiles, descubriendo en todo ser humano, su dignidad, su valor, lo valioso que es. (…) Para nosotros, que Jesús se identifique con los últimos, con los que muchas veces nosotros descartamos, la sociedad descarta, es el llamado a descubrir que nadie, absolutamente nadie, es descartable.”
El Arzobispo también expresó que “no se entiende en estos tiempos, llegando a esta altura del año, que se diga que la Argentina amplía derechos. No se entiende que en este tiempo volvamos a discutir, si un embrión en el seno de su madre es valioso o no, y que no se le reconozcan los derechos. Que no se descubra que ese embrión es humano, que no es un grupo de células. Creo que es parcial la mirada cuando muchas veces se dice que es una cuestión de salud pública. Es una cuestión ética, es una cuestión en la que se nos está invitando a descubrir que ese embrión tiene derechos y no se puede descartar. Es valioso porque en él hay una presencia divina, que hace que sea más humano, más humana.”
Monseñor Jorge Eduardo afirmó que “estamos nosotros, queridas hermanas y hermanos, invitados a sostener, en este tiempo difícil, lo valioso que es toda persona humana. Y no dejarnos presionar por ideologías que muchas veces son dominantes, hegemónicas, globales. Ni siquiera tampoco dejarnos presionar por los organismos internacionales que tanto insisten en que los países pobres controlen su natalidad y nos presionan para que así sea.”
A su vez dijo que “no seríamos coherentes, si defendemos el embrión en el seno de su madre, pero no nos animamos a defender también a tantas mujeres que son tratadas, maltratadas y descartadas, ancianos, personas pobres, presas y todos los rostros que tenemos en nuestra conciencia colectiva de personas frágiles con las que hoy el Señor se identifica. Si sale la ley, algunos van a decir que se ampliaron los derechos. Otros creeremos que perdimos la oportunidad de ser más humanos y nos convertimos en una sociedad menos humana, con menos sensibilidad humana.”
La Vida
Al final de la Misa, el Arzobispo recordó que el 8 de marzo pasado, cuando se celebró en la Basílica de Luján la Misa por la Vida, se anunció el proyecto de hacer “La Casa de la Mujer” atrás de la Basílica, para acompañar la vida frágil de algunas mujeres, dando pequeñas respuestas en favor del compromiso por la Vida al que el Señor nos invita. Son obras pequeñas humildes, sencillas, pero que intentan dar una mano “Tender una mano”, como invitaba el Papa Francisco. El Arzobispo pidió que se rece a la Virgen de Luján para que este proyecto se vaya haciendo realidad. “Hay que reacondicionar mucho una casa, eso implica dinero y obra y la pandemia ha dificultado los avances. Y además junto con las Hermanas de San Antonio de Padua, tendremos que descubrir el carisma de esta casa. Que la Virgen siga abriendo puertas, como siempre hace”, dijo Monseñor.
Venta de Local
A continuación compartimos el texto completo de las palabras del Arzobispo:
“Venimos leyendo los últimos capítulos del evangelio de Mateo. Recuerdan los domingos anteriores. Jesús insiste que el Reino se hace presente en la historia, en la realidad humana y para que lo podamos recibir, tenemos que estar atentos, preparados; pero también tenemos que ser capaces de dar cuenta de los dones que hemos recibido.
Y hoy el mismo evangelista Mateo nos habla de lo absoluto. Todo es relativo, todo es pasajero, pero hoy Mateo nos dice que Jesús nos llama la atención, el Señor.
Es como si nos estuviera avivando, «miren que al final serán examinados en el amor, en el amor concreto». «Sean astutos, practiquen ese amor ahora». Es como si el Señor nos estuviera invitando a descubrir qué es lo esencial. Lo esencial es el amor concreto.
Jesús nos dice que habrá un juicio a las naciones. Es importante retener que el evangelista Mateo nos dice esto, -juicio a las naciones-, no sólo a las personas; en donde el Señor pondrá en juego su condición de Pastor, de Rey, de Señor. Y entonces a algunos invitará a la vida eterna y a otros, al castigo eterno.
¿Y quiénes serán lo que descubran la Verdad? Ya no va a haber tiempo para el disfraz, en el juicio se revela la verdad de lo que Él es y de lo que soy yo, de lo que somos nosotros. Se acabó el tiempo de disfrazar la realidad.
¿Quiénes serán en verdad los que pasen a la Vida, a la VIDA con mayúscula? Aquellos que cuando tuve hambre me dieron de comer; cuando tuve sed, me dieron de beber; cuando fui forastero, migrante, -decimos hoy sin tierra, sin techo, sin trabajo,- me dieron una mano; cuando estuve desnudo me vistieron; cuando estuve preso o enfermo, me visitaron.
Situaciones
Podríamos seguir la lista de personas que viven en situación de pequeñez, de fragilidad y con las cuales el Señor se identifica. «Vengan a la Vida aquellos que fueron capaces de un amor concreto hacia personas concretas, en estado de miseria y en las que yo estaba, en las que yo estoy». El Señor se identifica con los últimos.
Por el contrario, ¡aléjense! Queden en soledad aquellos que no fueron capaces de practicar el amor a personas concretas y por lo tanto, no me reconocieron, no fueron capaces de darse cuenta de la presencia de Dios allí, en ellos.
Es como que Jesús nos estuviera diciendo «al final serán examinados en un amor concreto, a personas concretas, en las que Yo estoy, estoy presente».
Y aquí, queridas hermanas, queridos hermanos, el Señor amplía nuestra conciencia y nos ayuda a descubrir, para los que lo seguimos, que los derechos humanos se fundan, en que todos somos hechos a imagen y semejanza del Creador, pero también en que en toda persona hay una presencia divina, hay una exaltación de lo humano por la presencia Suya en lo humano.
Fíjense que es un juicio a las naciones en un contexto- nos dice el evangelista- que no parece litúrgico, cultual, el Templo, ni tampoco hecho a un pequeño grupo.
Pareciera ser que al final todo ser humano, sea conscientemente religioso o no, sea conscientemente cristiano o no, todo ser humano, será examinado en la capacidad que tuvo de ponerse al servicio de los más frágiles, descubriendo en todo ser humano, su dignidad, su valor, lo valioso que es.
Para nosotros, que Jesús se identifique con los últimos, con los que muchas veces nosotros descartamos, la sociedad descarta, es el llamado a descubrir que nadie, absolutamente nadie, es descartable.
No se entiende en estos tiempos, llegando a esta altura del año, no se entiende que se diga que la Argentina amplía derechos. No se entiende que se haya hecho una opción de vida sobre la economía y que en este tiempo volvamos a discutir, si un embrión en el seno de su madre es valioso o no, y que no se le reconozca los derechos. Que no descubra que ese embrión es humano, que no es un grupo de células. No se entiende.
Creo que es parcial la mirada cuando muchas veces se dice o es el motivo o la explicación fundamental que es una cuestión de salud pública. Sin duda que es una cuestión de salud pública, como muchas otras cuestiones que sufren las mujeres. Y los que manejan las estadísticas saben muy bien que hay cuestiones de sufrimientos y de vida de mujeres que son más urgentes, y que no se tiende a solucionar.
Salud pública
Es sin duda una cuestión de salud pública, pero no sólo. Es una cuestión ética, es una cuestión en la que se nos está invitando a descubrir que ese embrión tiene derechos y no se puede descartar. Es valioso porque en él hay una presencia divina, que hace que sea más humano, más humana.
Estamos nosotros, queridas hermanas, queridos hermanos, invitados a sostener, en este tiempo difícil, lo valioso que es toda persona humana. Y no dejarnos presionar por ideologías que muchas veces son dominantes, hegemónicas, globales. Ni siquiera tampoco dejarnos presionar por los organismos internacionales que tanto insisten en que los países pobres controlen su natalidad y nos presionan para que así sea.
Para nosotros, en este día en que celebramos que Jesús es el Señor, estamos invitados una vez más a poner vida, alma, corazón para la defensa de todo ser humano, en todos los momentos de la vida.
No seríamos coherentes, si defendemos el embrión en el seno de su madre, pero no nos animamos a defender también a tantas mujeres que son tratadas, maltratadas y descartadas, ancianos, personas pobres, presas y todos los rostros que tenemos en nuestra conciencia colectiva de personas frágiles con las que hoy el Señor se identifica.
Si sale la ley, algunos van a decir que se ampliaron los derechos. Otros creeremos que perdimos la oportunidad de ser más humanos y nos convertimos en una sociedad menos humana, con menos sensibilidad humana.
No son tiempos fáciles para el discernimiento y hay mucha confusión a veces entre nosotros, pero hoy Jesús nos da un criterio de una claridad meridiana. «Yo estoy presente en toda persona», dice Jesús, porque toda persona es valiosa, porque toda persona tiene una presencia divina.
En este día en que decimos que Él nuestro único Señor, frente a quien doblamos la rodilla, -no lo hacemos frente a nadie más que Él-, que el Señor nos regale una conciencia clara y una fortaleza valiente para ponernos al lado de toda persona frágil, que sufre y defender su dignidad.”