Un año de libre expresión

Será esta mi última columna del año. No por ello tendrá originalidad respecto a lo que suelen ser las características de este tipo de escritos. Es habitual que se repase, se revise o se haga un balance del camino recorrido. Creo que es oportuno que en los umbrales de 2021 nos dediquemos a reflexionar sobre el particular. El periodismo de opinión tiene más subjetividades que cualquier otro estilo, pues en cada palabra y en cada oración uno dice lo que piensa o lo que cree. Afortunadamente no todos pensamos del mismo modo ni mucho menos esperamos que ante una apreciación, los lectores coincidan. Decimos lo que pensamos.

Ha sido un año este donde el periodismo, especialmente el de los grandes medios nacionales, los que forman parte de grandes empresas de comunicación, han sido puesto en el ojo de la tormenta. En más de un caso han militado por causas que han considerado debían hacerlo. No está mal que eso suceda, aún con esa carga de subjetividades a las que hemos hecho referencia. Lo que si puede cuestionarse es cuando con esas opiniones o expresiones se intenta confundir, dañar o instalar falsedades que de tanto repetirlas pretenden que se conviertan en verdades reveladas.

El periodismo del interior tiene sus virtudes y sus miserias, como la mayoría de las actividades. Pero sus protagonistas, es decir comunicadores, responsables editoriales y empresarios, no juegan al tramposo ajedrez para querer imponer nuevas reglas y levantar banderas de las que no están nada convencidos. Tampoco se ponen colorados a la hora de hacerlo porque en comunidades pequeñas afortunadamente podemos saber quién es quién. La libertad de expresión es un derecho, y como todo derecho hay que saber usarlo y protegerlo. Eso depende de nosotros, de todos los que formamos parte de la comunicación. En este 2020 la dirección de este portal aceptó una propuesta, nada novedosa por cierto, pero no por ello dejaba de ser interesante. Poder expresar en diferentes escritos lo que observaba sobre diferentes temas. Cada semana me sentaba con una página en blanco para volcar mi parecer en un documento de opinión.

El primer cuidado que uno trata de tener es guardar una buena redacción para que ese escrito sea llevadero. El segundo es que el tema elegido tenga relación con lo que nos pasa a los argentinos en general y a los mercedinos en particular. Y el tercero, tal vez el más relevante, es que quien tiene el poder bien entendido para decidir que eso se publique, entienda que aceptar lo que piensa un tercero a pesar de no coincidir, pueda formar parte de la oferta periodística de su medio. La discusión eterna de cuando hacíamos nuestras primeras armas en las escuelas de periodismo: La Libertad de prensa o la libertad de empresa. Debo confesar públicamente que la dirección de este portal no ha tenido cuestionamientos hacia el trabajo que uno ha realizado. Eso habla muy bien de quienes convocan a alguien para trabajar pero luego no objetan sus formas. También es un compromiso de lealtad con el comunicador. De animarlo a seguir expresando sus pareceres sin mordazas. No hubo desde entonces ningún “pero”, ninguna objeción, ningún intento de torcer ni modificar esos escritos. ¿Cuánto vale hoy en el periodismo que eso suceda? Claro, tiene valor, no precio.

En tiempos donde son más las dificultades de expresarse como uno realmente piensa que las chances de encontrar canales sinceros y pluralistas, esta observación nos insta a crecer, a mejorar, a confiar en que no somos lo mismo los comunicadores y medios del interior del país que aquellos que juegan un juego parecido pero con diferente reglamento. Quiero que este último escrito de 2020 sirva precisamente para eso. Para agradecer la reciprocidad en la confianza, para ponderar el trabajo que uno ha realizado sin chicanas a pesar de las diferencias que puedan llegar a existir. Por ello quiero expresar mi agradecimiento a la dirección de La Verdad Mercedes, por su sinceridad, por su apertura pero especialmente porque entienden que la pluralidad de voces permite que se pueda entregar un mejor producto periodístico. Gracias.