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JORGE MOSCA: “Mercedes te hace sentir la pertenencia que pierdes cuando te vas”
Vive en México. Tiene un hijo: Mateo de 10 años. Hace casi 40 años que se fue de Mercedes y unos 25 que dejó Argentina. Es músico, compositor. Trabajó en la TV Azteca por muchos años. Hoy dirige una academia de canto.
Los años en Mercedes
“Tengo 64 años- comienza a contar Jorge; soy de una generación muy cercana a Alfredo Uncal, él era socio y amigo de mi hermano José Luis. Mi juventud en Mercedes, mi infancia fue bastante de privilegio porque yo nací en una familia con unos padres fantásticos, familia bien constituida. Mi viejo era un hombre de campo, tenía campo y trabajaba en eso. Para mí era muy normal andar a caballo a los 6 años, todas las semanas ir al campo y disfrutar de una vida así.
Fui a la Escuela Nº 1, en la primaria, y luego fui al Colegio Nacional que me quedaba a dos cuadras, ya que vivíamos en la esquina de 19 y 34. Ahí viví toda mi infancia hasta que me fui a Buenos Aires.
Yo partí a los 20 años a Buenos Aires y cuando volví para unas vacaciones de verano, en enero del 79, falleció mi papá, muy joven, tenía 59 años, fue una muerte muy impactante para todos y eso me cambió todo el panorama, ahí me quedé otro período en Mercedes, me quedé como dos años más, apoyando a la familia, en la casa. Después de dos años, más o menos, me fui a Buenos Aires, con 23 o 24 años y un poco con el alma rota, porque lo de mi viejo me afectó mucho a mí y a todos.
Así que de aquellos años de la infancia y juventud por el barrio, me acuerdo de los Santángelo, de las hermanas Bassi, en la otra esquina estaba “Cucho” España, Eduardo Lucero, Miguel Ángel Larribau y a partir de Facebook me encontré con varios compañeros, como “Pirola” Enríquez, Osvaldo Príncipi, pero ellos tampoco son muy asiduos de Facebook, y en ese sentido yo le he ido perdiendo el “timing” a Facebook. Antes le dedicaba un rato a la mañana todos los días, hasta que me di cuenta que era imposible gastar tanto tiempo en eso.
Pero bueno, cuando aparezco por Mercedes por ahí nos conectamos y nos vemos con Julito Latrónico, Carlitos Soricelli. Con el que siempre me veía, era con el querido “Muñeco Minetto, gran amigo de toda la vida, que si bien no fue de mi generación, porque era un poco más chico que yo, pero por esas cosas de la ciudad nos habíamos hecho muy buenos amigos.
También las pocas veces que voy trato de verme con Fernando Scasso, con Juan Bonnet, que es un gran amigo. La verdad que cuando voy a Mercedes me estiró como un chicle para ver a todos, porque se te van los días”.
Mercedes siempre guarda eso que lo pierdes inmediatamente cuando te vas de tu ciudad: el saludo de los que pasan por la vereda de enfrente, el ¿qué haces Jorgito, cómo te va? Eso que te hace sentir eso tan bonito del ser humano, que es la pertenencia, porque eso es lo que hace que sea tan difícil irse de Mercedes, porque yo lo digo así en una frase, las lágrimas las dejamos de lado, pero eso uno lo extraña mucho. Uno tiene una identidad, y todos te la reconocen, y las mañas, y si eres simpático o menos, pero igual te aceptan, porque es un todo, parte de la ciudad.
Yo me acuerdo de mi Jeep, con mi hermano, y andábamos a los saludos, y subían chicos y chicas al Jeep, y parabas y te encontrabas con otra gente, y te saludaba desde el tipo que uno veía como viejo porque tenía 50, y el más chico y el hermanito y la mamá de… y el abuelo, y eso es invaluable, porque cuando te vas, ya no perteneces a nada. Yo la sigo viviendo cuando llego, siempre aparece alguien que levanta una mano y eso es lo que más recuerdo de mi ciudad”.
Ingeniería vs. Música
“Yo fui el loco que estudió dos años de ingeniería. Mi tío que falleció hace muchos años, Toribio Mosca, tan querido en Mercedes, era una influencia muy grande para mí. A mí me daba mucho la cabeza para lo que yo me propusiera, era muy rápido. Entonces era como que me entusiasmé con esa carrera, pero, para mi gusto, era una carrera muy dura, un poco fría, y yo necesitaba otra cosa ya que tenía la “calentura” de la música desde los 15 años. Inclinarme por la música fue una decisión hasta inconsciente en ese momento que sacudió al viejo, a mi tío, a todo el mundo. Ellos sufrieron un poco, porque daba una sensación de fragilidad y vulnerabilidad elegir esa carrera. No había tantos medios, caminos, como hay hoy, para hacerte conocer. Aparte, yo era de Mercedes, o sea para mí conquistar Buenos Aires era todo un desafío.
En el medio, lamentablemente, más allá del fallecimiento de papá, el contexto de país no era el mejor. El país no era muy libre, la expresión artística no se daba con mucha fluidez, pero bueno cuando uno es joven no mira nada, no le das “bola” a nada, vas para delante como sea, y como siempre fui muy buscador y muy inquieto, me empecé a mover rápido, estudié en el conservatorio varios años, más algunas clases particulares, pero lo que me dio el oficio fue tocar en lugares, empecé a despegar más cuando el país se empezó a sacar de encima a la dictadura. Llegué a trabajar muy bien con la música en Buenos Aires, de martes a domingo, todos los días, y cuando vino un boom, como fue el Café Concert de Bs As., tocaba el piano y cantaba con una banda de bajista, baterista y guitarrista.
Integré un dúo que se llamó Dúo Cielo, entonces no figuraba yo como el cantante, sino que era una banda. Después de eso dije basta, voy a mandarme como solista y ahí me puse el nombre de Montesano. Mosca es un apellido que a mí me encanta, es fuerte, pero era un poco duro para el arte. Acá, en el país, digo Mosca y se me quedan mirando, creo que hay solo dos personas con ese apellido, somos dos gatos locos en un país de 150 millones. Creo que no me equivoqué porque acá en México cae muy bien. No es absolutamente raro, no es común, pero tampoco existe acá. Había un músico de Crucis, una banda argentina de rock progresivo de los años 70 que tenía un músico llamado Gustavo Montesano, que fue bastante conocido, pero de todas maneras no fue por él que me puse ese apellido artístico sino que me gustó el sonido del apellido”-confiesa.
México como destino
“Me vine a México porque al principio uno dice “uy Buenos Aires”, y después se da cuenta de que está en un país que es Argentina. Me harté de postergaciones, porque vas pasando por las diferentes etapas políticas, y el país nunca mejoró económicamente, me tocaron inflaciones con Alfonsín, con Menem, y yo, en mi mejor época de trabajo, yo ganaba en una noche lo que ganaba un empleado bancario en todo el mes, y hubiera sido un buen momento para sacar una diferencia y ahorrar o incluso comprarme un departamento con mi trabajo, lo cual era todo un orgullo, porque trabajaba muchísimo. Pero era la época en que el dólar subía mucho y variaba.
Me acuerdo que me sumé a la tecnología, y armé mi propio estudio, pero todo con muchos límites, en el sentido de que costaba una fortuna cada cosa. Gracias a Dios me subí a la tecnología, ya andaba por los 30. Y empecé a hacer mis maquetas y mis cosas, pero te reitero, es muy limitado todo en un país donde las reglas del juego te las cambian todos los días. Eso afectó mucho a las empresas discográficas. Llegó un momento que dije: “bueno…me voy”.
Yo a México llegué con bastante suerte, porque llegué absolutamente en cero, y con poco dinero, con 1000 dólares que me duraron una semana. Yo elegí México porque en charlas con amigos vas tirando líneas, y me contaron de músicos, cantantes que estuvieron allá, y bueno cada uno te cuenta una historia diferente, porque la historia de alguien cuando llega a un país, es absolutamente personal. Si sirve de algo lo que cuento, es para decirles a los muchos chicos que están tirando líneas de cómo está la cosa por allá, que se quieren ir, porque hay mucha desazón general, mucha desilusión, el consejo es que, más a allá de lo que le cuenten, la experiencia es absolutamente personal.
Por ejemplo a mí me hablan de Canadá, pero yo no me iría allá ni loco: no me funcionaría el clima ni el idioma. O en un país que por ahí es muy ordenado, o muy eficiente pero que le falta ese toque latino, entonces no es sólo la carrera, sino como vas a estar tú en tu vida.
Yo viví dos años en España, en Barcelona y en Europa parece esto de que todo los cuadritos del ajedrez están ocupados. Te reciben con mucha amabilidad y todo bárbaro, pero con la misma amabilidad te dicen ya veremos, ya te llamaremos. “No te da pelota nadie”. Abrirte camino en países ordenados tiene sus riesgos y su “timing”. La experiencia del exterior es personal de cada uno, porque depende de tu aguante, de tu flexibilidad para adaptarte en la misma cultura, de cómo sos a nivel social, si sos medio encantador, o duro para entrar, si eres buen vendedor o no, depende mucho de eso.
Yo tuve mucha suerte, sobretodo en los arranques, porque a los dos años de estar aquí ya trabajaba en Warner, en la discográfica y en la editora, era encargado de un estudio de proyectos, hacía los arreglos, me pagaban un buen sueldo, gracias a eso saqué los papeles de trabajo en México, y eso en los dos primeros años, en una ciudad que es un monstruo, lo que pasa es que la verdad uno se da cuenta de que es argentino, de repente sos un tipo que tiene un nivel de versatilidad, de resiliencia que eso abre caminos; porque sos muy trabajador, muy de cumplir. Y en este país no es tan normal. La gente te dice llego a las 5 y llega a las 6. Así que bueno, me abrí camino con cierta velocidad.
A los 3 años ya había grabado un disco “La balanza”, una música pop-techno con temas míos y grabado con un amigo de aquí, la verdad que con eso me fue bien.
Después de Warner me fui a España a probar suerte, porque había hecho una diferencia de dinero, tenía un resto así que me fui. Me gasté todo el dinero allá en dos años, porque pasé de pesos a euros. Antes de mudarme viajé 3 veces a España, y me gustó muchísimo. Cuando fui a vivir la cosa se puso más duro, y aguanté pero no logré pisar fuerte, por el tema crucial de los papeles.
Desde México me seguían haciendo ojitos de trabajo. Sobre todo TV Azteca. Me dicen: “vente un tiempo y después ves”. Yo estaba casado en España con mi ex mujer. No andábamos bien entonces nos tomamos un impasse. Trabajé para la academia de TV Azteca. Terminamos separándonos, era algo que se caía de maduro. Pero ya no volví a España, porque acá volví a enganchar trabajo, y tuve varios años de buena actividad, relacionada a televisión.
Ya el mundo del disco se había caído mucho, porque ya la piratería había hechos estragos, y ya entrábamos en el mp3 y el iTunes, y esas transformaciones, que hicieron que el mercado discográfico mermara mucho. México era una potencia discográfica. En el mundo latino no hemos prendido, y quizás no aprendamos nunca que la obra intelectual se debe pagar, que alguien que sube una canción o que saca un disco, detrás de un disco hay mucha gente trabajando. Y bueno, piratearon y piratearon, y veías kioscos de cd truchos por todos lados, y eso le dio un golpe a la industria discográfica”.
La composición musical
“Siendo socio de Sadaic, a los 23 o 24 años me graba una canción María Marta Serra Lima, gracias a esa canción cobré un dinerito. María Marta era la cantante del momento. Fue un milagro que me grabara. La canción se llamaba “No llames si regresas”, era música mía y letra de Roberto Paglieri, gran amigo que falleció. Y bueno fue todo un hito porque entramos en un disco donde había canciones de Charles Aznavour, Gilbert Becaud, de Manuel Alejandro, y ahí Mosca-Paglieri, una cosa rarísima (risas).
Así que en México seguí con la composición, también me grabaron varios artistas de aquí, como Alejandro Guzmán, Grupo Ragazzi. Luego, en el 2010, seguí con la televisión. En ese año se produjo un cambio porque pasé de ser arreglista a vocal coach de la Academia. Salía en cámara todos los días. Se dio como una cosa de la vida, de casualidad. Me dijo un compañero: ¿por qué no te lanzas tú si lo puedes hacer? Porque en definitiva soy cantante. La verdad que me sorprendió mucho, lo hice muy bien. Yo había hecho dirección artística de cantantes en discos, había dirigido a estos artistas que te nombré y a varios más, los había dirigido en discos, en la época en que había mucho presupuesto. Algún director me decía: ¿no me dirigís las voces? Entonces él se encargaba de los arreglos y yo de las voces, que son lo más importante de un disco.
Este fue un trabajo que a mí me gustó muchísimo, siempre. Pero bueno con la caída de la industria del disco, me volqué a la televisión, y a partir del 2010 el último programa que hice, puse una academia de canto, en un barrio muy bonito que se llama Coyoacán, y un estudio a lado de la academia, y hace 10 años que lo tengo. Y ahí sigo”- concluye.
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