Locales
ANABEL MARCELO: “Orgullosa ser de Mercedes y de River”
Hace ya 21 años que se fue de Mercedes. Pertenece a la Congregación de las Hermanas Pobres Bonaerenses de San José y su dedicación a la vida religiosa la llevó por varios destinos. Desde hace cuatro años que reside en Tanti, Córdoba, donde ocupa el cargo de encargada de la comunidad.
Los años en Mercedes
“Nací en la antigua Clínica Cruz Azul allá en Mercedes- nos comienza a contar Anabel y siempre, toda mi vida en el barrio “La Amistad”, donde conservo un grato recuerdo de todos los vecinos y amigos. Vivía con mi mamá, mi papa y mis hermanos varones. Fui alumna del Colegio San José donde forjé grandes amistades, y después pasamos al Instituto Madre Camila Rolón, siendo la primera promoción del colegio. Ahí nos reunimos los alumnos de la tarde y de la mañana de San José y también surgieron grandes amistades.
Cada vez que voy a Mercedes nos vemos. En el último tiempo por cuestiones personales un poco menos, pero tenemos un grupo de WhatsApp donde nos contamos cómo andamos y nos juntamos a compartir la vida. Hermosa amistad.
Siempre agradecida a todos los docentes que tuve, porque yo me los acuerdo desde jardín, nos hemos encontrado en Mercedes, cuando voy y nos saludamos, o en las redes sociales, algunas maestras son del barrio por eso las veo, con vos Fernando nos hemos visto en muchas oportunidades por Natalia Pachiani que fue mi compañera. Hoy mis sobrinos van a San José y Camila Rolón, para mí es un orgullo, porque la escuela para mí fue fundamental en mi vida, en todo lo que me dio y enseñó, sobretodo en valores y esto de vivir la vida sencilla y en familia, que es algo bien propio de la madre Camila, y eso me lo dieron mis docentes, me lo enseñaron ellos en la sencillez del trato.
Nuestra escuela siempre fue muy cercana, para mí la sensación era que nos queríamos todos. Para mí fue muy importante en mi formación la escuela San José y Camila Rolón, eso me dio mis amistades, que siguen estando y que nos seguimos queriendo y apoyando sobre todo en los momentos que nos ha tocado vivir a cada una, enfermedades, fallecimientos, separaciones, tantas cosas que nos han mantenido unidas gracias a esta formación que hemos tenido.
Obvio que uno tiene que ir cambiando cosas para mejor, pero la esencia de aquella Anabel se mantiene. Por eso, quiero continuar siendo una persona alegre, que se relaciona con todos, y habla mucho…(risas), De adolescente salía a bailar viernes, sábados y domingos porque me encantaba, y siempre con mis amigas para todos lados, participaba de todo lo que podía.
Me gustaba mucho andar en bicicleta, he recorrido toda la ciudad. Digo yo que es un don de Dios que uno lo tiene que seguir cultivando, porque hace tanto bien tratar de vivir en alegría lo que te toca cada día, y transmitirlo a los demás que hace tanta falta, y gracias a Dios lo puedo conservar y eso está muy bien.
De amigos del barrio recuerdo con mucho cariño a Robertito Azar, hoy Dr. en Filosofía. Te cuento que casi lo hacemos hincha de River a Roberto, pero fue fiel a San Lorenzo. Igual tiene algo de rojo y blanco, como yo también de azul y rojo, porque compartimos la pasión del fútbol, entonces queríamos a los equipos contrarios por eso. Con Robertito compartimos mucho, es una gran persona, una alegría que haya sido mi vecino y hoy seamos amigos.
Cuando éramos chicos, mis hermanos Esteban y Mariano se peleaban entre ellos y yo era la que primero llamaba a mi mamá contándole que se estaban peleando. Como todos los chicos nos peleábamos pero al rato estábamos juntos otra vez. En el barrio jugábamos un montón todos juntos.
Un orgullo para mí fue siempre ser de Mercedes, y siempre lo digo porque es la verdad. Feliz de ser de mi ciudad, de compartir tantas cosas de lo que para mí es mi ciudad. Por eso siempre vuelvo, cada vez que tengo vacaciones voy a Mercedes. En este momento lo que más extraño es no poder compartir algún tiempo con mis sobrinos, con los que tengo una relación muy linda”.
El llamado de Dios
“Yo siempre cuento el momento en el que en realidad me lo pregunté o me abrí a que sea una posibilidad en mi vida. Cuando yo tenía 16 años se me presentó esto, de que era una opción de vida como casarse y formar una familia, y bueno otra era esta. A partir de ahí empecé un discernimiento más profundo, para mí la pregunta era dónde Dios me quería para que yo pueda dar lo mejor de mí, y eso no significó que yo cambiara de vida, sino que hacía vida normal, pero siempre con esto en el corazón. A mis amigas, nosotras somos un grupo de varias, pero en ese momento hablaba más con Natalia y Elizabeth, mis dos amigas desde segundo grado, con ellas lo venía hablando siempre, más allá de que también lo hablaba con alguna hermana de la congregación, y con el padre Alejandro de la Iglesia Catedral que era, en ese momento, mi director espiritual. Quería tener distintas visiones. Ellas me acompañaron mucho en este proceso. Después hice una convivencia convocada por la congregación, donde te muestran un poco qué es la vida consagrada, qué es lo que vas a vivir si ingresas. Mis amigas me dijeron: andá y decidite porque tampoco podes vivir así sin saber.
En casa fue terrible. Para ellos fue muy difícil, para mi mamá y mi papá. Son católicos pero no practicantes, y en definitiva era la nena que se les iba a ir. Viste que los padres siempre proyectan en los hijos y les parece que la felicidad es lo que ellos proyectaron, entonces cuesta un poco pensar en otra cosa, así que a ellos les costó muchísimo. Pero siempre admiro a mis padres el respeto que me han tenido, porque yo era menor cuando me fui, tenía 19, recién a los 21 era la mayoría de edad. Siempre se los agradecí a mis padres.
Con mis hermanos fue algo diferente. Teníamos y aun conservamos una relación muy estrecha. Yo quiero a mis hermanos tanto que es impresionante. Nos llevamos muy bien, bárbaro. No nos escribimos todos los días porque no es nuestro estilo, pero nos queremos a nuestra manera. Ellos dos son muy distintos y nos llevamos bien. Esteban para mí fue el maduro, el grande, entonces por ahí nuestra relación más profunda fue cuando yo fui más grande. Y con Mariano, bueno, él siempre fue mi compañerito con el que jugaba más de chica y es el que me va a ver a todos lados donde voy.
En Tanti hace ya cuatro años que estoy, Antes estuve en varios lugares. Mi primera casa siendo hermana fue Capital Federal en un pensionado para señoras ancianas y un comedor para gente de la calle. Después estuve en los distintos colegios de la provincia de Buenos Aires, Rojas, Bragado, 25 de Mayo, Salto, en Muñiz, después estuve viviendo casi un año y medio en Montevideo, Uruguay, y también estuve en Tucumán.
A partir de este año, acá en Tanti, soy la encargada de la comunidad y soy la representante legal de la escuela, y trabajamos ahí como equipo de conducción, en conjunto, todos los directivos de los distintos niveles más la representante legal, para la toma de decisiones. Hace años que la congregación viene trabajando así. Ese es el rol por ponerle un título pero en realidad estoy en todo, y me encanta estar en los recreos con los chicos, es lo que más hago digamos. Eso es lo que más extraño ahora. Nos hemos ingeniado para verles llevándole algún regalito, pero sí, se extraña mucho. Con los jóvenes me encanta trabajar y compartir la vida, y a veces son las redes sociales la manera”-sostiene.
La comunidad
“Uno trata de sacar lo mejor de cada una viviendo en comunidad- dice Anabel. Por ejemplo tenemos a la madre María Julia, una mujer guerrera que ha trabajado tanto por las familias, y entonces uno aprende a nunca estar cansado, a siempre trabajar y ayudar a los demás. Así hay tantas hermanas con las que una ha vivido, hermanas de 80 años, con las que todos los meses hacemos una revisión de cómo estamos y a veces nos pedimos perdón por las cosas que sean, porque te contestó mal, o se le pasó algo. Es una enseñanza continua, sabemos que podemos tener 80 años y seguiremos pidiendo perdón por cosas que todavía no nos salen. Eso para mí es una enseñanza cotidiana y tan necesaria. Por ahí no tengo el nombre de una hermana en concreto porque fueron muchas las que viví y de todas sacas una enseñanza. Hermanas que vienen de otro país y se integran al nuestro, con nuestra cultura, nuestros modismos, y ellas lo hacen; eso es admirable.
Gracias a Dios nunca tuve que replantearme la vocación y se lo agradezco a Él, que es pura gracia, siempre fue una decisión muy firme, y que por la ayuda de tantas hermanas que estuvieron a mi lado. Porque como en la vida misma hay cosas que no te gustan, que las harías de otra manera, y uno no puede renunciar por algo que no te gusta. Uno aprende a madurar esas cosas que a veces cuestan. Pero no, nunca fue un motivo para mí de decir quiero volver o lo que sea.
Yo sé que esto es así, y que tengo que esperar que me digan a dónde tengo que ir y es así. Preparada también para eso. Mañana me dicen: «tenés que ir a tal lado» y allá voy. Lo que intento es, donde estoy, dar lo mejor de mí.
Hoy me toca en Tanti, ya me tocó en otros lados y me tocará en tantos otros. No es la vocación consagrada estar donde uno quiere, sino que es donde Dios quiere y se manifiesta en los superiores. Esperando que me digan donde tengo que ir”.
La monja millonaria
“Como te dije me encanta el fútbol y son fanática de River. Recuerdo que siempre quise ir a conocer el estadio Monumental, pero en el Colegio nos llevaban siempre a la cancha de Boca. Tenía compañeros que eran de River y no querían bajar del colectivo. Finalmente pude ir con mi sobrina la cancha de River, ver los vestuarios, tocar el pasto, en fin, para mí fue muy emocionante, algo que siempre había querido hacer y no había podido, así que sí, fui a la cancha del millonario.
No hay nadie de todos los lugares donde estuve que no sepa que soy de Mercedes, y de River, imagínate”- confiesa.
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