Actuar para vivir… o salvar vidas

No son pocas las ocasiones en que la burocracia pierde a manos de las determinaciones prácticas. No es menos cierto que institucionalizar algunas decisiones políticas permite llegar con certeza a los objetivos apuntados, pero los actos voluntarios no van en contra de ello sino que los complementan.

Hace algunos meses atrás ocurrió un episodio en una plaza céntrica, donde una comensal de un local gastronómico sufrió un inconveniente y allí estaba un trabajador de la salud para socorrerla de manera inmediata y salvarle la vida. No hicieron faltas programas ni ordenanzas para que eso suceda, solo el destino (para aquellos que creen en él), quiso que coincidieran ambos en el mismo momento y en la misma situación. Aquel episodio generó un reconocimiento para ese vecino que por su expertiz en la materia no dudó un segundo en proceder y realizar la maniobra correcta.

En oportunidad en que el cuerpo deliberativo destacó el proceder, Martin Avalle reflexionó sobre la necesidad de preparar o capacitar más personas en estas prácticas que pueden salvar una vida en ocasiones puntuales. Poco tiempo después se produjo la presentación de un proyecto en el Concejo para que estas capacitaciones tengan rango institucional. El expediente pasó a las comisiones y allí en medio de consultas por diferentes oficinas aún se espera una determinación que seguramente derive en la aprobación de la iniciativa. En tanto no se puede suponer cuando un hecho de esta naturaleza vaya a desencadenarse.

En ese camino de eslabones que se van uniendo, el presidente del Concejo Deliberante y trabajador del SAME Mercedes, Matías Dematei, junto al propio Martin Avalle y Cristian Paglieri, decidieron conformar un equipo, una red, que se propone capacitar de manera voluntaria y gratuita a todos los que quieran estar preparados para situaciones en las que sea fundamental tener conocimientos básicos de maniobras de reanimación.

La labor cotidiana de estos trabajadores del servicio de emergencia les permite observar la importancia y lo necesario que es, en una comunidad, que haya muchas personas que sepan cómo actuar en el momento justo. Han revelado como objetivo que en cada cuadra de la ciudad por lo menos una persona esté preparada para acudir en caso de emergencia. Para ello será necesaria la suma de voluntades. Una cosa es que haya vecinos dispuestos a divulgar sus conocimientos y otra diferente es que haya otros vecinos dispuestos a recibir los mismos. Compromiso se le suele llamar… Saber cómo proceder para salvar una vida puede representar un acto solidario hacia un desconocido o para alguien cercano… no cambia el concepto.

Se dice comúnmente que el saber no ocupa lugar y mucho menos este tipo de conocimientos que pueden permitir evitar un deceso. Por lo general este tipo de cuestiones suelen ser parte de lo urgente en el preciso instante aunque nunca antes una cuestión importante. Es decir, no se considera como un hecho necesario hasta que resulta serlo. No ocurre solo con este tema, ha sucedido con muchísimos otros que terminan apareciendo en agenda precisamente cuando se convierten en más urgentes que importantes. Hemos asistido a debates de esta naturaleza con tantísimos otros aspectos pero por citar uno bien patente para los mercedinos podríamos mencionar el servicio de emergencia en la vía pública. Siempre que hubo un episodio desagradable se ponía en evidencia la necesidad pero apenas bajaban los decibeles quedaba para mejor ocasión o para volver a discutirlo ante un acontecimiento similar. La diferencia es que en este caso no estamos hablando de cómo financiar una estructura de servicio sino de cómo sumar voluntades dispuestas a adquirir conocimientos como herramienta para ser utilizada cuando el escenario lo amerite. Mientras se sustancia el expediente en el terreno burocrático, pensar en la acción se impone como un hecho necesario.