Nacionales
Una muerte absurda
Conmovedora concentración de ciclistas para reclamar justicia por Marcela Bimonte.
Por Walter Altavista
Fue en Buenos Aires, desde el Obelisco hasta los bosques de Palermo donde se instaló una bicicleta blanca en su nombre, precisamente en la bici-senda de Figueroa Alcorta y Dorrego – En ese lugar, el primer domingo del año, el país despertó sacudido por el automovilista ebrio que embistió a decenas de personas que pedaleaban en la paz de esa mañana.
Expresando desde lo más profundo que “en una bici va una vida” y al grito convocante “¡Marcela Bimonte!” respondido por un sentido “¡Presente!” el dolor en el pecho inexplicable, traducido en las miradas de cada una de las personas que pedalearon desde el emblemático Obelisco de Buenis Aires hasta los bosques de Palermo, dejó grabado un enérgico reclamo de justicia por Marcela Bimonte.
Fue en la tarde del domingo, en la marcha y concentración que en una columna instaló una bicicleta blanca con su nombre, precisamente en la bici-senda de Figueroa Alcorta y Dorrego; lugar donde el primer domingo del año, el país despertó sacudido por el automovilista ebrio que embistió a decenas de personas que pedaleaban en la paz de esa mañana.
La Verdad Mercedes estuvo allí, acompañando a familiares, amigos, a demás víctimas del dolor, que en este caso insistieron una vez más en exigir un cambio conceptual en la tipificación de estos episodios en los que un vehículo es causal de muerte cuando es tomado y guiado por alguien que con su accionar mata.
La movilización fue organizada por el grupo de ciclistas Masa Crítica Buenos Aires, y también convocada por la Asociación Civil Madres del Dolor, la agrupación Franini Team, el equipo Cebra Pilar Team, el grupo Bicicleteada Zen, a una semana de la muerte de Marcela Bimonte, embestida por José Carlos Olaya González, en la apacible y luego penosa mañana del domingo 2 de enero, junto a otras cinco personas.
Masa Crítica, el nucleamiento referenciado en Marcelo Calderón, surgido hace ocho años de su lucha contra la falta de protección para quienes se mueven en bicicleta por las grandes ciudades, ya lleva instaladas doce bicicletas blancas, en memoria de quienes pierden la vida, en los lugares exactos donde se produce, no un accidente, como la legislación actual encuadra, sino un crimen, como quien pedalea reclama.
“El domingo todos somos Marcela”, fue el lema que se viralizó por las redes sociales y medios físicos de comunicación que convocó a las 16.30 en el Obelisco para pedalear en una interminable columna multicolor hasta lugar del siniestro vial, en los Bosques de Palermo.
Gente que pedalea ocasionalmente, personas que lo hacen habitualmente, grupos recreativos, ciclistas que suelen competir y amantes de la bicicleta como medio de paz para desplazarse en el entorno, todos portadores de la sonrisa eterna de Marcela Bimonte pedaleando, colocaron la bicicleta blanca en lo alto de una columna y el cartel que dice: “Ciclista asesinada por un automovilista cuando transitaba por la bicisenda”.
Cada bicicleta blanca es una forma de concientizar acerca de la falta de educación vial y de la cultura del automóvil que hay en el espacio público
Y que justamente es lo que se exige cambiar para que no ocasionen más muertes a la persona que se desplaza en una bicicleta, tanto en intentos de robo, como en siniestros viales, desde el primer rodado que se instaló en 2014.
Testimonios y reclamo
“Marcela no perdió la vida por un accidente, Marcela perdió la vida porque hubo alguien negligente que salió a manejar sin los debidos recaudos que tenía que tomar, como lo indica la ley”, dijo en el acto Marcelo “Chapu” Calderón.
Sergio Silverman, quien estaba pedaleando detrás del grupo embestido y no dudó un instante en dejar su bici y asistir en ofrecerse para maniobras de Reanimación Cardio Pulmonar u organizar el acceso de las ambulancias, calificó a La Verdad Mercedes, como una “escena dantesca la situación impensada que le tocó vivir:
“Había bicicletas retorcidas, gritos desgarradores y amigos y geste que no conocía con sangre, en el suelo y entre gritos desesperantes. Yo buscaba conocidos y al mismo tiempo quería ayudar a cualquiera… mientras el que manejaba ya se había ido”, describió en nota difundida en Radio Regional Santa María.
En la misma línea de Calderón, Silverman agregó: “que no sea un reclamo de “Justicia” por un solo episodio. Esto podía haber pasado a cualquiera… que un auto nos levante por el aire… La Justicia rige nuestros actos y nuestras vidas. Y no es Justicia por Marcela solamente sino por todos los que estamos aquí… Esto no es difícil de resolver… Si se toma alcohól o se consumen drogas, no hay que salir manejando y listo… No es tan difícil, es consciencia por el otro, consciencia por la vida Y el que no lo hace, tendrá que afrontar sus consecuencias…”.
En la dramática situación, Sergio Silverman contuvo la hemorragia de Luis Ceccato, tratando de calmar su reacción emocional… sin saber que su estado de desesperación era por el traslado de su inseparable pareja, Marcela Bimonte, quien estaba perdiendo sus signos vitales…
El momento más emotivo
En un relato estremecedor, y aún con el brazo lesionado y su cuerpo golpeado, Luis Ceccato pareja de Marcela y referentes ambos del Grupo Bicicleteada Zen, dijo en el acto: “Lo que deseo es que realmente los culpables paguen como corresponde, que no haya nada que los pueda deslindar de la responsabilidad”.
“El conductor del auto (en referencia a José Olaya González), es un hijo de p…. Se bajó, se puso su gorrita, agarró su mochila y se fue caminando tranquilamente”.
“Yo venía adelante y ella venía atrás, había otros ciclistas. Íbamos con todos los elementos de seguridad, despacio, mirando, no esperábamos que se nos tirara un auto encima. De repente, apareció el auto este que se cruzó directamente, venía a toda velocidad”.
“Los pedalistas Zen (expresó Ceccato, por la Escuela de Budismo originada en la China milenaria y al que pertenecía junto a Marcela), tenemos una filosofía de vida pero no somos B… Para que la muerte de Marcela no haya sido en vano. Es necesario modificar las leyes: si te mata andando en bicicleta es un asesino. No hay muchas vueltas. Esto fue una masacre. Ni olvido ni perdón, quiero ‘Justicia’”, exclamó seguido por un largo aplauso de aprobación.
El momento más emotivo fue cuando Luis Ceccato recordó a Marcela cuando viajaban a Córdoba a pedalear en la naturaleza, describiendo a la vez las cualidades de fuerza en las piernas de Marcela para subir en las montañas…
“Yo comenzaba adelante para librarla de los peligros y ella arrancaba de atrás… pero en la montaña Marcela me pasaba y jugando a como si estuvieran compitiendo, para marcarme que me había pasado, casi al oído y sonriendo me decía: «Te espero arriba»…
En un silencio conmovedor y con un suspiro profundo para contener sus lágrimas, Luis miró al cielo y de la energía de su interioridad dejó fluir: «Yo sé que como siempre, vos me esperás arriba… y yo voy a ir hasta donde estés…»
Al unísono en un nuevo grito: «¡Marcela Bimonte!: ¡Presente!», el colectivo, ya no solo de ciclistas, exigió incorporar a la normativa vigente la figura de “homicidio vial” para que las personas que matan a alguien con su auto se responsabilicen por las consecuencias de sus actos cuando ocasionan un siniestro.
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