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AGUSTÍN DONADÍO: “Lo que más se extraña es la familia y los amigos”

Hace tres años que está radicado en Berlín, Alemania. Desde los 17 que se fue de Mercedes. Es arquitecto. Los estudios para los que trabaja llevan adelante varios proyectos que oscilan desde cines hasta edificios de departamentos sociales financiados por el gobierno.

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Destino Berlín
“Hace tres años que estoy en Alemania- comienza a contar Agustín. Viví en Mercedes de forma fija hasta los 17 años, luego me mudé a Buenos Aires para estudiar arquitectura, viví 10 años en capital y luego me vine para acá. Con respecto al estudio, lo tenía muy decidido de antes, esa es la respuesta. Yo sabía que quería estudiar eso. Me gustaban los números, me gustaba dibujar. Fui muy amigo de una persona allá en Mercedes que el padre era arquitecto, y de chiquito jugaba en el estudio, hacía maquetitas y me quedó grabado eso, seguro. Por eso fui decidido a la carrera. Inclusive hice un test vocacional y creo que dio arquitectura también.

Es una carrera que requiere bastante de uno, sobretodo mucho tiempo. La disfruté mucho. Y una vez terminada, me pude quedar como docente hasta el día que me vine a Berlín, también mientras estudiaba empecé a trabajar, entonces eso hizo que sea una carrea bastante llevadera. Hubo un periodo en que estaba en el anteúltimo año de la carrera, y cuando lo termino me invitan a participar del grupo docente, y ya el último año me tenía que dividir el tiempo entre ser alumno, docente y trabajar. Me acuerdo que daba clases a la mañana, trabajaba a la tarde y después cursaba a la noche.

Al principio me desempeñé como asistente y después me gustó el grupo, así que me quedé. Era la misma cátedra con la que compartí mis primeros trabajos. Me quedé cinco años como docente, fue una de las cosas que más me costó dejar.

A Alemania me vine un poco por una inquietud que surgió durante la carrera y también durante la escuela. Recibíamos mucha cultura de Europa y la verdad que siempre tuve la idea de venir a vivirlo en carne propia.

Justo vine visitar Berlín antes de volver, y ahí se sumó una posibilidad de un departamento, ya que acá vivía mi cuñado, nos dejaba el departamento, y eso fue una ayuda muy grande porque es un tema encontrar casa acá. Vinimos con mi novia Sofía, ella tiene una cierta parte alemana por su abuelo y colegio, y su hermano que vivía acá. Para ella fue un cambio más natural”-dice.

Estudio y amor
“A ella la conocí en la universidad mientras estaba estudiando- cuanta Agustín. Lo gracioso de la situación es que yo, en ese momento, era docente, estaba en mi primer año, y ella era alumna de la cátedra, y bueno, empezamos a salir. Uno en esa situación entiende la simpleza de la relación docente – alumno, y uno parece que corre con cierta ventaja; pero la verdad que no, esperamos a terminar el año, y después salimos. Así que estoy redimido…risas. Ella es de Buenos Aires, de Vicente López, sus padres se mudaron a Buenos Aires, pero tiene ascendencia alemana.

Ella lo tuvo más fácil
Esa es una ventaja bastante grande. Yo, en cambio, sin saber nada de alemán, y hace dos años que estoy estudiando y trabajando con eso, y así que de a poco se va pudiendo. Pero bueno, da la sensación de que uno nunca termina de aprender alemán, es un idioma complejo, y tiene otra estructura, muy diferente a la cual estamos acostumbrados, y es un idioma extremadamente preciso. Pero también es gratificante, todos los días aprender un poco más de algo. En definitiva es a lo que vine- afirma.

Si pienso quedarme definitivamente, no lo tengo claro todavía, la verdad no sé si quedarme o no. Es algo que uno no tiene claro. Así como me fui de Buenos Aires, de un día para el otro, también puede pasar lo mismo acá. No sé. Va a depender de cómo continúe nuestra vida acá en Berlín, cómo veamos la situación de Argentina. Pero esto es secundario. Lo principal es la familia, nuestros amigos, que son los que más tiran para allá. Con Sofía estamos en proceso, viendo los proyectos. Podrían nacer acá nuestros hijos, yo creo que uno puede planificar, pero no lo puede decidir. Hay gente que se ha venido a vivir y se ha vuelto a los meses. Somos bastantes flexibles con Sofi en eso. No tenemos pensado que nuestros hijos tengan que tener la misma formación, pero lo que nos gustaría es, el día de mañana, formar una familia, y que nuestros hijos se vean rodeados de sus abuelos, tíos y sus primos, que están todos en Argentina”.

Trabajo y proyectos
“Aquí trabajo en dos estudios; en un estudio trabajo de forma dependiente y en otro independiente. Con dos colegas tenemos un proyecto de nuestro propio estudio. Eso es lo que buscamos. Tampoco tener un estudio significa que tiene que estar en un lugar. Mayoritariamente hacemos concurso internacional, por lo que es posible trabajar de forma remota también.

Para validar la carrera tuve que lograr una certificación del gobierno alemán, pero fue un trámite muy fácil. Nuestro título está convalidado en Alemania y no hay que hacer ninguna especie de conversión. Sólo un trámite en internet. En otras carreras es más engorroso como abogacía o medicina. En mi caso no. Con esta carrera uno llega y le reconocen los 6 años de estudio.

Hace poco tuvimos la presentación de una obra que estamos haciendo en el barrio donde estoy yo, con esta oficina. Es un edificio de departamentos, con un jardín de infantes. Empieza dentro de poquito. Estamos en mitad de obra de un cine. Y estamos haciendo un concurso de una escuela, en Hannover. Llega un momento en que se empiezan a superponer proyectos y obras. Cada proyecto es muy largo y también tiene muchísimas complejidades, que tienen que ver con clientes que pueden ser públicos o privados. La cantidad de burocracia de Alemania hace los procesos más largos de los que yo estaba acostumbrado en Buenos Aires y ni hablar cuando es un proyecto público, de gobierno, como el que estamos haciendo de los departamentos. Por ejemplo, el gobierno financia departamentos para chicas de 12 años que quedan embarazadas, y no tienen un lugar donde vivir, o no tienen las comodidades básicas cubiertas, el gobierno les provee un departamento. También a enfermos mentales, o personas mayores a 80 años que no tienen viviendo propia, entonces empezamos a proponer un proyecto para todas esas personas. Encontramos una empresa que halló un terreno y así lo estamos desarrollando, y dentro de poco empezamos la obra. Una parte nos paga el estado y otra la empresa privada. Es una combinación. Para eso hay que presentar propuestas que tengan que ver con el barrio. La obra va a tardar tres años aproximadamente, y el edificio constará de 7 pisos”.

Los afectos
“Obviamente con mi familia estoy en contacto, casi directo, constante y con mis amigos también, pero si les puedo decir algo abiertamente es que los extraño mucho y que todos los días miramos pasajes para volver aunque sea unas semana para allá.

De Mercedes se extraña mucho la parrilla, pasar por lo de algún amigo a tomar mate, que te cuente cómo te fue en el día, ir por la calle saludando gente. Eso es muy de Mercedes. Yo viví toda la vida en la misma casa de la 30 y 29, fui al Colegio San Patricio, promoción 2007, de donde tengo la mayoría de mis amigos. Jugaba al tenis en la Liga de Padres de Familia, y en el Club Mercedes, donde también jugué al fútbol. Y sí recuerdos tengo un montonazo. Tengo la suerte de tener todos mis amigos allá, del barrio, como Juan Ignacio Bonet, Nicolás Taberne, Martín Despalanques y otros. Después amigos de la universidad, del trabajo, acá tengo otros… Pero en Mercedes están mis mayores afectos porque allí viven mis hermanos, tíos, primos, mis padres, a los que se los extraña mucho- concluye.

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