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ALBERTO BOLGIANI: “Todavía sigo visitando Mercedes cuando tengo tiempo”
El Dr. Alberto Bolgiani es, desde hace 20 años, jefe del servicio de excelencia de quemaduras del Hospital Alemán. Continuador de la gran obra del Dr. Fortunato Benaim, con quien también conversamos en esta sección. Hoy nos cuenta sobre sus recuerdos, su vida en Mercedes y su trabajo al lado del Dr. Benaim. Un orgullo para la ciudad que dos de sus hijos sean médicos reconocidos internacionalmente en el tratamiento de quemaduras.
MERCEDINOS POR EL MUNDO POR FERNANDO PACHIANI
Los años en Mercedes
“Yo nací en Mercedes en el año 52 e hice toda la primaria en la Escuela Normal y luego la secundaria en el Colegio San Patricio egresado allá por el año 69. Luego me trasladé a Buenos Aires a hacer mis estudios en la Universidad de Buenos Aires y los hice todos en el Hospital de Clínicas donde hice toda mi carrera pero recuerdo a Mercedes porque tengo toda mi familia ahí.
Mi padre y mi madre ya fallecieron. Vivíamos en la calle 18 y 33, 18 número 792, la casa todavía está pero la hemos vendido y también tenemos un campo de la familia que es del año 1880 y tantos que está en Tomás Jofré. Entonces eso me ataba siempre, iba y venía, y todavía sigo visitando Mercedes cuando tengo tiempo. Tengo dos hermanas en Mercedes, Ana María y Teresita. Recuerdo amigos de la infancia, vecinos como Virginia Mosca que nos conocemos desde hace muchísimos años y recuerdo a su padre, Don Toribio Mosca, porque cuando yo era chico mi padre era muy amigo de él y coincidíamos porque íbamos a cazar a Córdoba y San Luis.
Con los compañeros de San Patricio nos vemos cada dos años solemos hacer un asado en la casa de Belgrano en la quinta que tiene; también Hugo Bonafina, Luis Tillet, Marcelo Jáuregui, Arenillas, San Martín, así éramos 33 en aquella época, pero lamentablemente en la época de los militares desaparecieron varios de nuestros compañeros. Soy promoción 69. En principio el rector era O´Neill y después fue el padre Andrés B. Quinn. Con este último tuve una muy linda relación los últimos años hasta que murió de visita en su casa natal en Irlanda. Recuerdo que ese día llegó, estuvo con su familia pues viajó a verla y esa noche se fue a dormir y no se despertó”.
“Yo conocía a Benaim de chico”
“Desde muy chico ya quería ser médico; yo sabía que Benaim existía porque mi padre Rómulo había sido compañero del Nacional de él e incluso yo lo conocía porque cuando él venía a Mercedes visitaba nuestra casa paterna, entonces lo conocía desde chico pero después nunca más me acordé de él y cuando yo me recibí mi padre me dijo: “¿qué vas a hacer?” y le dije cirugía seguro pero no sé en qué rama, y él me dijo: “yo tengo un compañero que no se si te acordás que es Fortunato Benaim” y ahí me empecé a acordar cuando él venía y me dijo: ¿por qué no lo vas a ver? Entonces mi padre habló con Fortunato y me recibió; pero a mí me faltaba formación en cirugía general; entonces me dice: “tenés que ir a hacer una residencia”. Entonces fui, me presenté, gané la residencia en el Hospital de Clínicas y ahí me quedé. Recién cuatro años después volví con Fortunato y me dice: “¿qué querés hacer? te interesa el quemado”… “si me interesa el quemado”- le dije, y ahí empecé y desde ahí seguí mi carrera.
Fortunato me ayudó mucho desde el punto de vista de las relaciones y tuve la oportunidad de viajar mucho para estudiar y aprender. Él es un personaje muy especial, pocos hay como él porque tiene cualidades muy interesantes, una de ellas es que nunca se da por vencido, y la segunda es que tiene siempre la capacidad de volver a empezar y no solo eso sino que sabe ver ante el fracaso el mejor lado que puede tener un fracaso y siempre aprovecha bien todas las oportunidades.
Nunca lo vas a escuchar hablar con rencor contra nadie ni contra un colega o con alguna persona, realmente es una persona muy valiosa; lo fue y lo es.
Tiene el reconocimiento que realmente se merece, lo tiene a nivel internacional y a nivel nacional porque ha ocupado todos los cargos más altos a lo que se puede llegar porque es académico de número de la Academia Nacional de Medicina y eso dice todo. Tiene proyectos y nos acompaña también en los proyectos de cada uno, siempre nos ha ayudado a contactarnos con las personas y profesores internacionales que queríamos para poder comenzar desde el principio. Cuando yo entré a trabajar con él me estimuló a ver si podíamos armar un banco de piel e hice toda la revisión del mundo para ver a qué lugar se podía ir a ver y donde podíamos ser recibidos y así comenzamos con el primer banco de piel de Argentina y de Latinoamérica; luego fuimos enseñando a distintos colegas de latinoamérica y les ayudamos a montar los bancos de piel, este es un ejemplo pero hay muchísimos otros”- afirma.
El trabajo hoy en pandemia
“Efectivamente estamos en un intervalo quirúrgico que significa hoy y en este momento de la pandemia tenemos unos protocolos muy estrictos con respecto a la cirugía. El protocolo entre paciente y paciente dura aproximadamente hora a hora y media; eso incluye la revisión de lo que se hizo, el completado de la historia clínica informatizada, incluye también la higiene porque es un protocolo muy estricto que lo hace personal especializado tanto el piso, las paredes, el destino de los residuos y la preparación de la nueva cirugía para el paciente. Porque incluso estamos con restricción de quirófanos; en estos momentos nosotros estamos funcionando con solo dos quirófanos y hay operaciones programadas que algunas se han diferido para otra época pero otra es la atención inicial del paciente cuando el mismo llega y los primeros dos días son eminentemente quirúrgicos para tratar de extirpar todo el tejido muerto.
En atención a un quemado digamos que en este momento estamos muy complicados por el covid, obviamente como la atención de otros pacientes con distintos traumas, pero en la Argentina gracias a Benaim hemos logrado tener una organización de bancos de piel. Él por el año 82 comenzó con el gobierno de turno a trabajar en lo que es la capacitación y organización de bancos de piel para no hacer invasiones inútiles y eso existe todavía, con algunos gobiernos mejoramos y con otros empeoramos pero él siempre luchó por el proyecto hasta hace muy poco tiempo.
Uno de los problemas que teníamos en el país era cómo concebíamos las estadísticas de los quemados en un país federal, bastante caótico, porque cada provincia tiene su sistema o ministerio de salud y finalmente Benaim logró armar eso a través de un sistema que es la recolección estadística de los pacientes quemados.
Esta red de asistencia nacional en distintos lugares del país está parcialmente hecha y va progresando”- sostiene Bolgiani. “Nosotros en el Hospital Alemán – agrega, hemos atendido a pacientes con 80 % de la superficie del cuerpo quemada profunda pero tenemos mucha tecnología, posibilidad de filtrarle toda la sangre y de esa manera poderle sacarle las toxinas inflamatorias que se producen en el momento de la quemadura, entonces tiene muchas más posibilidades de sobrevivir; tenemos bancos de piel, un grupo interdisciplinario que tiene la posibilidad de tratar quirúrgicamente al paciente en forma rápida y eso es fundamental para poder salvarlo o sea en una unidad de quemados ya que no puede diferirse la cirugía del paciente porque no se tiene quirófano o porque falta un estudio que hacer, por suerte en el Hospital lo hemos logrado hace 20 años.
La probabilidad de vida de un quemado se da por la extensión y profundidad de la quemadura y eso también se lo debemos al Dr. Benaim que los clasificó en 4 grupos de gravedad: grupo uno leve, grupo dos moderado, grupo tres grave y cuatro mortales y en base a esa clasificación es la derivación que se debería hacer o sea no tiene sentido mandar a uno del grupo tres a una entidad de baja complejidad hay que mandarlo al de alta complejidad. O sea tiene que ir adonde corresponde y eso también es difícil de hacer en un país grande como este”.
La impresora regeneradora de piel
“En relación al proyecto de la impresora en 3D que regenera la piel del quemado esto nunca se termina en su realización. Estos son proyectos que comienzan con una idea porque tenemos la impresora, hemos hecho los trabajos en ratas y en cerdos que es lo más parecido a la piel del ser humano y esto está funcionando en la Universidad de San Martín que junto al Conicet nos ayudaron económicamente. Después sufrimos los vaivenes de los dos últimos gobiernos, uno con ayuda, el otro con menos ayuda y ahora con nada y entonces estamos detrás de poder conseguir justamente un dinero para hacer la experimentación en humanos. Eso requiere dinero y requiere relaciones y es un tiempo largo, eso lleva entre uno y dos años. Hace falta la intervención de la Anmat y de los distintos comités de ética. Es la parte más lenta del proceso, claro que con los años y el desarrollo tecnológico esto va cambiando, nosotros empezamos con una impresora con la idea en el año 2014; esto se hizo posible por una visita que hice a Alemania donde suelo viajar dos o tres veces por año porque también trabajo para una empresa internacional y ésta nos ayudó al principio, sacamos la idea y nos gustó lo que estaban haciendo en el French Alexander Institute porque estaba orientado más sobre la experimentación entonces nosotros dijimos la experimentación y le agregamos además el desarrollo local cosa que logramos terminar con una empresa de Córdoba.
Y por supuesto con la ayuda de colaboradores de distintas disciplinas de la Universidad de San Martín donde está involucrada la Dra. Elida Hermida que es la jefa de investigaciones de la universidad y ahora estamos en la búsqueda de otros subsidios de algunas empresas que le puedan dar un final para poder empezar con humanos.Lo cierto es que se hace todo en el quirófano o sea que es una máquina que queda allí y con las células del paciente se hace la siembra sobre una lámina que se la quita a la impresora y se la coloca en la zona sin piel que le falta al paciente; es la única en el país y con ésta técnica es la única en el mundo porque en estos momentos somos unos 80 grupos que estamos trabajando en imprimir piel pero cada cual tomó un camino diferente pues lo hicimos en la medida que fuimos aprendiendo, investigando y desarrollando nuevas aplicaciones porque ahora con un teléfono celular toma una foto y por bluetooth transmite esa foto a la impresora que la interpreta y solo tiene que poner el grosor que quiere para la piel.
Para poder seguir con el proyecto hubo algunas respuestas porque no hubiésemos llegado hasta donde llegamos, pero ahora estamos buscando desde el punto de vista privado y estamos en negociaciones muy avanzadas con dos empresas que les interesó el tema.
Para esta etapa no es mucho dinero, son 300.000 dólares. Pero además la ventaja que tiene esta tecnología es que permite que sea útil para países pobres también porque no es cara, es muy sencilla y la fabricación de la impresora la hace un joven ingeniero de Córdoba. Si esto funcionó en ratas y en cerdos seguramente va a funcionar en humanos. Y sino se harán todos los cambios necesarios porque siempre tiene que haber cambios. El investigador no tiene que pensar que es un proyecto para mañana, es un camino que se abre y después alguno llega porque se cometen muchos errores en el camino que es lo mismo que está pasando ahora con el Covid que al principio no sabíamos cómo tratar a los pacientes.
Y agrega para terminar: “el laboratorio de cultivo de piel está desactivado en casi todo el mundo porque aprendimos mucho con toda esta experiencia que después la pusimos en marcha en la Argentina pero sucede que el producto final es muy delgado y muy débil y por eso se terminó desarrollando una impresora porque ahora el cultivo se hace en vivo con las células del propio paciente, el cultivo se ha reemplazado por uno que tiene dermis y epidermis, antes era de esto último solo.
Fueron distintas etapas: después vino la piel artificial que nos ayudó bastante, luego se empezaron a producir las impresoras y en el 2010 se crearon las bioimpresoras y por eso hay gente que está trabajando en Alemania imprimiendo órganos como corazón con una matriz de elementos que tiene el organismo y luego agregando las células que es lo mismo que hacemos nosotros pero con la piel” – concluye.
Los heridos del Crucero Gral. Belgrano
El Dr. Alberto Bolgiani ha tenido que atender en varias ocasiones a pacientes quemados en incendios que han tenido cierta repercusión pública como el incendio en la Clínica Saint Emilien de Capital Federal, de abril de 1985, donde murieron alrededor de cien ancianos.
Sin embargo, uno de los momentos más difíciles de su carrera como médico fue durante la guerra de Malvinas: “el día 2 de mayo fue hundido el Crucero General Belgrano y me mandaron como médico a la Base de Bahía Blanca a atender a los heridos. Recibimos 64 quemados que fueron rescatados el día del hundimiento y los recibimos el día posterior y los tuvimos que atender todos juntos porque llegaron en un día en los aviones de traslados que los usaron como aviones sanitarios y fue bastante complicado por el número, el acondicionamiento y la derivación posterior a distintos centros; eso fue lo más grave en lo que tuve que participar” –recuerda.
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