Aniversario reflexivo: un año de cuidados y una perspectiva alentadora con retraso en la vacuna

Nada es lineal y si algo trajo la pandemia es la visibilización de las virtudes y miserias de la humanidad que como colectivo de una especie dominante en el planeta, no deja de aprender de sus errores.

La multiplicidad de variables que se ponen en juego en la realidad que atravesamos deja al descubierto esta casi imposibilidad de pensar en blanco o negro los hechos de la actualidad. Claro que muchas consecuencias admiten lecturas binarias: hay o no hay … vacunas; hay o no hay … pobreza, indigencia, hipocresía, campañas mediáticas, femicidios o justicia.

La complejidad de la vida cotidiana no se mide solamente por la aparición en agenda o no de los temas: esto es, los temas que los medios ponen en pantalla, planas o rotativas radiales. El caso M puso en primer plano la realidad que hace años lastima a un sector de la sociedad, la misma sociedad en su conjunto que no ha respondido de manera sensible, salvo cuando es el rosto de una niña la que circula en los pedidos de las pantallas televisivas.

Pero lo cierto es que la indigencia, la realidad de muchos en situación de calle, se oculta, se minimiza en lo cotidiano. Lo mismo que el reclamo de justicia de muchos que padecen violencia de género y los dispositivos o no dan a basto en la ayuda o no dan importancia a las denuncias.

La mirada puesta en la provisión de vacunas, la mirada puesta en la escases de trabajo, la mirada puesta en la economía … si algo también trajo esta pandemia es el aprendizaje de que casi nada es casual sino más bien causal: hasta el mismo virus que hoy nos pone en jaque seguramente no por casualidad aparece en este contexto epocal.

La globalización trajo el borramiento de las fronteras económicas, aunque no las sociales pre existen. Y a la inminencia de un rebrote más virulento del COVID – 19, las posibilidades de controlar el flujo migratorio se contradicen con la ideología neoliberal de apertura, libre comercio y mercados de capitales global: las viejas banderas siguen flameando aunque en girones.

Empatía, solidaridad, fraternidad, son conceptos cuyas nociones cada vez más se pierden en el desierto de las ideas y pocas veces afloran, salvo en contadas excepciones. Más allá de los discursos, estos valores se sostienen en los ejemplos desgastados por la realidad de los trabajadores de la salud que tiemblan ante una nueva ola de contagio.

Un aniversario para reflexionar, un año de la toma de una medida del gobierno nacional que siguieron muchos otros países y que forma parte de una serie de baterías de acciones para combatir la propagación del virus. Un aniversario que no cierra en estos 365 días pasados y que seguramente seguirá dando que hablar. A favor o en contra.