Locales
Cuando tenemos la posibilidad de expresarnos
Por Walter Anido (Especial para La Verdad Mercedes)
Menos de quince días quedan para que los argentinos, incluyendo a los bonaerenses y los mercedinos, acudamos a las urnas para decidir en las Primarias quienes serán los candidatos que representarán a cada espacio en las elecciones generales del mes de noviembre. Las recientes elecciones que se han vivido en otras provincias de nuestro país, han mostrado un nivel de participación no demasiado alto. La pandemia seguramente tiene su cuota parte en la merma de ciudadanos a la convocatoria democrática, pero tal vez puede relacionarse el guarismo con el desinterés. Resulta un tanto contradictorio o quizás entendible. Veamos la afirmación anterior que parece ser pendular. Más bien lo es. Lo de contradictorio tiene que ver con el humor social y el estado de queja permanente de muchos sectores. Por cuanto si consideran que existen razones para intentar que se cambien rumbos, no hay forma más directa de expresión que el propio voto. Es decir, dejar en las urnas y en una jornada electoral, las expresiones que habitualmente realizamos en redes sociales, mesas familiares o reuniones de amigos. Lo de entendible posiblemente tenga que ver con cierta desconfianza a las propuestas que se presentan. Puede que esos ciudadanos que tienen la chance concreta de modificar una realidad con el voto, consideren que no será suficiente acercarse a votar para que eso suceda. Preferiría quedarme con la primera parte de la interpretación y no con la segunda. Solo por cuestiones de pura democracia.
Otro aspecto que no incluimos en el primer intento de analizar el futuro, siempre impredecible, es que las elecciones son legislativas. Es decir, no ponen en juego los ejecutivos, no modifican por donde se traza el camino del poder. En la provincia de Buenos Aires, que en esta ocasión no elige Senadores Nacionales, se renovarán 35 bancas de diputados nacionales y es normal que en una elección de medio término, el reparto de bancas tienda a ser para más de dos opciones. Podríamos comentar al paso para que se tenga en cuenta, que los mercedinos encontrarán en los cuarto oscuro boletas con al menos tres cuerpos de candidatos para elegir. Es decir los diputados nacionales por Buenos Aires antes mencionados (léase Tolosa Paz, Santilli, Manes, Espert, por nombras algunos), más otro cuerpo de Senadores Provinciales y un tercero de concejales y consejeros escolares. En tal sentido la mayoría de las campañas hablan de los modelos de país, se refieren más a las gestiones ejecutivas que a la propia discusión de las legislaturas.
Extrañamente o no, muchos sectores que hoy tienen esa representación parlamentaria, nos cuentan sueltos de cuerpo que van a llevar nuevas propuestas, como si actualmente tuviesen vedada la posibilidad de plantear esos debates. Siempre es válido que lleguen renovadas posiciones, aunque resulta poco comprensible que haya que esperar un proceso electoral para que esa dirigencia política piense en cambiar aquello que no está bien. Hagamos un ejercicio como ejemplo. Si un espacio político (póngale el nombre que desee) tiene interés por modificar un escenario y tiene representantes en esas legislaturas para hacerlo, ¿Cuál sería el sentido de esperar no solo las elecciones de noviembre sino también aguardar que asuman para que eso pase? Me representa la imagen de un laberinto del cual no estoy seguro que pueda salir con facilidad. Puede que lo más importante que encuentre en este proceso es que definitivamente habrá elecciones.
Que los ciudadanos, acudan masivamente o no, tendrán la posibilidad de volver a expresarse en las urnas sobre sus preferencias políticas. El mundo actual suele tener tiempos vertiginosos en términos de información. Apelar a la memoria que intentaremos no resulte selectiva, nos permite recordar que hace pocos meses atrás esas elecciones estaban en peligro por la situación sanitaria. Luego se habló de un aplazamiento por las cuestiones de salud y no faltaron aquellos que aseguraban que el corrimiento era tan solo una especie de “chupetín” para entretenernos y que no iban a llevarse adelante. Todo aquello ha quedado sepultado por una incontrastable realidad. También es cierto que esos mismos discursos altisonantes, ahora con los comicios en puerta, se animan a mencionar la palabra fraude para seguir desacreditando la legitimidad de los actos democráticos.
Insisto en que la realidad me dice que en menos de quince días tendré la posibilidad de expresarme con un voto y siempre una jornada de esas características me llena de satisfacción independientemente de lo que suceda en relación a mi preferencia electoral. En esa línea de pensamiento creo que es mucho más lo que puedo dejar en el camino quedándome en casa que asistiendo a plasmar mi decisión. Es cierto que tengo mis reservas sobre la obligatoriedad de las primarias, aunque prefiero asistir o que se pueda traslucir un desinterés generalizado. Una actitud individual no cambia el plano general, pero la suma de ellas absolutamente lo hace.