Locales
Cultura Penitenciaria
Por Walter Anido (Especial para La Verdad Mercedes)
Las comunidades van adoptando perfiles. Las actividades de los diferentes pueblos se van transformando en costumbres y van marcando una cultura que termina por naturalizarse. Eso hace que aquello que resulte poco probable en ciertas latitudes sea recibido con brazos bien abiertos en otras. No estamos hablando en este caso de otra cosa que de los establecimientos penitenciarios. Cuando el estado, sea este provincial o nacional, anuncia la creación de complejos carcelarios las voces suenan distintas de acuerdo al lugar donde se disponga su instalación. Mercedes está acostumbrada a estas cosas. Lleva más de cien años conviviendo con una unidad penal que con el crecimiento de la ciudad quedó rodeada de viviendas.
Seguramente allá por 1877 cuando Nicolás Avellaneda inauguró la misma en el corazón actual del barrio San José, la zona no tendría la demografía de hoy. Pero con el correr de los años la Unidad 5 se fue presentando como un escenario de oportunidades para muchos actores. No solo para quienes tienen una relación laboral directa con el servicio Penitenciario, sino también para proveedores y comerciantes. En la actualidad entre oficiales, personal administrativo, docentes y otros organismos que trabajan para el servicio, hay más de cuatrocientos puestos de trabajo. Centenares de familias, en su mayoría mercedinas, ven la Unidad Carcelaria como la fuente de sustento de sus vidas.
En tiempos de pandemia no se permite la visita. Hacemos esta mención porque la llegada de familiares de internos también generaba una inyección económica importante en los comercios de ese sector de la ciudad.
En algunas oportunidades se presentaron cuestiones que podían ser vistas como adversas. Rebeliones o motines y algunas fugas, que mantuvieron en vilo a una barriada durante lapsos prolongados. Pero siempre las cosas volvieron a la normalidad… hacia fuera y dentro de los muros se recuperaba la calma. Ni por asomo a alguien se le ocurrió levantar una bandera para que la Cárcel sea reubicada en otro lugar o en otra ciudad. También hubo quejas por la higiene de la plaza o la llegada de micros de la visita. Pero tan solo quejas como si se tratara de un reclamo más de una sociedad de fomento por un incipiente basural en un barrio o cosa por el estilo. Los mercedinos se acostumbraron a convivir con la cárcel y el paso del tiempo ha creado eso que marcábamos al principio, una cultura penitenciaria. No sucede lo mismo en otras localidades. Basta con observar lo sucedido recientemente tras el anuncio de nuevos emprendimientos carcelarios en la provincia.
El propio Ministro de Justicia Julio Alak, les ha dejado a los legisladores según ha trascendido, un borrador con posibles emplazamientos de dos nuevas cárceles. El nuevo plan de infraestructura penitenciaria contemplaría municipios como Cañuelas, San Vicente, General Rodríguez, General Las Heras y Marcos Paz. Algunos de ellos saben lo que es un Penal. Rápidamente aparecieron voces en contra. El Intendente de San Vicente, Nicolás Mantegazza advirtió que una cárcel no sería bien vista por los vecinos. “Quiero expresar que no existe ninguna posibilidad que, bajo mi mandato, se instale una Unidad Carcelaria en nuestro distrito. Mi compromiso con la comunidad es hacer valer la negativa a cualquier proyecto de esas características, respetando la voluntad por la que fui electo”, dijo en redes sociales el jefe comunal mencionado. En Cañuelas también hubo expresiones de oposición y hasta pensaron en una consulta popular para dar luz verde a un proyecto de esas características. Está claro que la idea de una cárcel para esas ciudades es sinónimo de conflicto y de problemas. Lejos de pensar en aspectos positivos consideran que será algo totalmente negativo.
A los ojos de Mercedes eso no le sucede. Aunque alguna vez sucedió cuando se opuso a una instalación en tiempos de Felipe Solá, Gobernador. Se pretendía ubicar una cárcel en un lugar que iba a cambiar la fisonomía de una zona. Tal vez fue el único “grito” de contrariedad. De hecho el complejo Federal de Agote, que avanza en su construcción, representa para el partido un “fárrago” de oportunidades. Laborales, comerciales y hasta inmobiliarias. Tengamos en cuenta que el primer Presidente que anunció esta obra fue Carlos Menem cuando Julio Gioscio era el mandamás de nuestro pueblo. Desde aquellos días muchos solo se preguntaron cuando sucedería, sin expresar que no querían que sucediera. Está claro que Mercedes no rechaza las unidades penitenciarias. Más bien las recibe con beneplácito. Tal vez exista después de tantos años esa cultura penitenciaria de la que hablamos, pues generaciones de mercedinos han encontrado en la penitenciaria una oportunidad de trabajo, han encontrado su medio de vida. Por algo mientras otras ciudades se “irritan” ante incipientes versiones, Mercedes no se inmuta ante un anuncio concreto.