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EDUARDO “VASCO” LABIN: “Para mí Mercedes es un paraíso”

MERCEDINOS POR EL MUNDO POR FERNANDO PACHIANI ( especial para La Verdad Mercedes )

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Hace 24 que decidió con su mujer de nacionalidad chilena quedarse a vivir en el país trasandino. Vivió en España y Francia, donde nació su hija. Abogado de profesión, reconoce que el mundo de la capacitación en educación fue lo que lo atrapó.

Amor por Mercedes
Cuando empieza a hablar de su Mercedes natal lo hace con una verborragia típica de abogado pero con mucho sentimiento por la ciudad que lo vio nacer con la que mantiene ese sentido de pertenencia propio de los que aman su lugar: “ En Mercedes tengo a mi familia, mis amigos de siempre, los del barrio que son los más importantes, de la edad más hermosa de los tres a ocho años y los tengo actualmente; para mí Liliana Games, Héctor Pilía y “Pinino” Códega son mis hermanos de la infancia, del barrio de la 3 y 14, el barrio que está muy cerca del barrio obrero donde tuvimos una relación sumamente hermosa entre todos gracias al fútbol. El hecho de ser niños, de estar con una pelotita, con un deporte, nos permitió tener una relación muy linda en diferentes calles, en diferentes barrios, por lo tanto jamás me voy a olvidar del negro Vera ni de Florida ni Huguito López ni de Héctor y Oscar Pilía”.

Sus estudios
“Pasé de la Escuela N° 35 al Colegio San Patricio y de esa época tengo a mis hermanos de la promoción ‘70 que son los seres que más quiero, muchísimos años juntos. Después vinieron los compañeros de la Universidad, de Tribunales donde trabajé por algún tiempo gracias al Dr. “Bocha” Calloni, que me permitió tener un acceso a ciertas entrevistas”.

Los clavos en la planta
“Los potreros y los espacios de juego los tengo todos marcados en un cofre interno cuando jugábamos en la calle” – recuerda Eduardo. “Cuando voy a mi casa de la calle 3 entre 12 y 14 me fijo en las plantas y todavía están los clavos donde hacíamos el arco con un hilo de planta a planta. Tampoco me puedo olvidar de la canchita del Barrio Obrero, ahí jugué muchos años. Tengo que reconocer a “Coco” Tafito que me hizo hincha de Boca cuando era chico y era él el que nos iba a buscar y nos hacía jugar y a otros como el chico de Roda, Florida, Huguito López, muchísimos chicos de ese barrio.

Me acuerdo que por la Capillita de San Vicente, nosotros hicimos un equipo de fútbol y le pusimos San Vicente, teníamos un equipazo de diferentes edades de 8, 12 y hasta 14 años; me acuerdo del párroco, el padre Juan y de los campeonatos que hacíamos en la villa y eso era un intercambio muy lindo”.

Las camisetas gracias al Prode
Eduardo nos cuenta cómo se hicieron del equipo completo de camisetas para el equipo: “en esa época estaba el Prode y había que embocarla con números y me acuerdo que lo hicimos juntándonos con un señor mayor que era nuestro garante de fe y con eso compramos todas las camisetas y las medias en Buenos Aires. La camiseta que conseguimos era parecida a la del Barcelona de la década del 60, 70, y tenía como un color amarillo rojizo, era muy rara la camiseta pero era única, nadie la tenía. Eso nos permitió jugar en otras canchitas como en la calle 40, la de la Tuca, o la de atrás del hospital”.

“En mi adolescencia y juventud seguí jugando; jugué con Eduardito Moreno en el club Defensores de Belgrano y cuando éramos chicos jugábamos ahí previo a los partidos de papi fútbol. Teníamos un equipazo con Defensores. Eduardo era nuestro técnico y después fue el “Mono” Cendán que me llevó a jugar a San José y ahí debuté en primera, tendría como 17 años y después volví a Defensores; también jugué en Club Del Progreso con Ernesto “Mamón” Ballesteros donde el técnico era “Virola” Asenzo y en el equipo teníamos a un gran personaje que nos hacía masajes que era colchonero y nos hacía reír como locos; se llamaba Scarnato de quien no me voy a olvidar jamás porque era la mejor terapia, yo me lastimaba un tobillo y a las 24 horas podía seguir jugando; a mí me decía “Gracielita” porque apenas me tocaba, gritaba y lloraba de dolor y me decía “Gracielita” quedate tranquila querida que no te va a doler y el desgraciado me hablaba y me decía “Gracielita” agarrá esta toallita y ponetela en los dientitos y me hacía crack y yo le decía de todo. Nunca nos cobró un peso, un ser extraordinario, me acuerdo de él, de su esposa, de su hija, muy interesante, muy querible”.

Su vida en Chile
“Hace 24 años ya que vivo en Chile. Primero fueron las ganas de poder viajar. Después de tribunales, mi intención era viajar una vez que la situación de mi familia estuviera resuelta y eso me permitía echar vuelo y hacer un poco mi propia historia.

Era un poco la sensación de querer viajar o sea de adquirir durante algunos años la experiencia de conocer otros lugares: España, Francia, después me volví a Argentina y finalmente me quedé en Chile.

Conocí a mi mujer en París, nuestra hija nació allá y en un momento dado decidimos venirnos a Argentina o a Chile, estaban abiertas las dos posibilidades pero decidimos venir a Chile para reconstituirnos de vuelta para estar en el sur. Mi mujer es chilena y mi hija nació en Francia pero es chilena y también se nacionalizó argentina porque cuando hace dos años falleció mi madre, mi hija me dijo que quería tener la nacionalidad de su abuela.

Vivir en Chile me permite viajar muy seguido a Argentina que es lo que hemos hecho durante mucho tiempo, he viajado mucho, más durante el período en que mis padres estaban enfermos y tenía que acercarme mucho más”.

Su trabajo
“Acá – nos cuenta Eduardo – no estoy ejerciendo mi profesión de abogado. Ingresé más bien al mundo de la capacitación vinculado con la educación y su formación. Me capacité en fundación chilena y después ingresé a otros organismos donde tenían una manera de capacitar bastante fácil, que permitía aprenderla y poder transmitirla. Esa formación ya la había iniciado en Francia en los últimos años. Tenía que ver con la reinserción laboral de adultos. Entonces cuando llegué a Chile a través de un compañero ingresé a una institución, me capacitaron y eso me permitió ingresar a este mundo de la capacitación que es muy lindo”.

“Me permitió tener contacto con el Chile profundo, con el Chile de las poblaciones, de los lugares muy humildes que, obvio, tenían sus emprendimientos, sus trabajos, y donde eran sumamente agradecidos a partir de lo poco que vos podías entregar o desarrollar o modelar y esos últimos años para mi fueron sumamente importantes, quizás los más importantes de toda mi vida aquí en Chile.

La lucha contra la pandemia
“Chile está en una situación muy incómoda y los distritos más importantes están muy comprometidos donde en espacios reducidos viven muchas personas como puede ser en La matanza en el conurbano bonaerense”.
“En Chile hay muchísima gente que vive al límite, ergo esa gente necesita salir para comer, entonces morirme por el virus y morirme de hambre o sea, quijotescamente, vale la pena no morirte de hambre”.

“Acá en Chile – sostiene – un 60 o 65 % de la población formaban parte de la clase media; hay otros sociólogos y otros científicos que especifican que Chile tal vez no tenga ese 65% de una clase media y la ponen a un nivel de un 30%, entonces vos te das cuenta que el nivel de la situación de muchísimas personas es muy complicado, les cuesta muchísimo mantener esta situación mucho tiempo y yo creo que en la Argentina y en muchos países ocurre lo mismo. Argentina priorizó a las personas antes que la economía, tenemos un Chile que está en un término medio que quizá le va a dar más importancia a las personas ya que ellos son muy exigentes con sus cuestiones de déficit y un montón de cosas a nivel interno. Pero también tenemos otros países que no podemos seguir el ejemplo que es el caso de Brasil y muchísimos menos de EEUU donde ocurren otras cosas peores”.

“Después vendrán problemas sociales y después económicos y financieros, serán sumamente delicados, sobre todo para la parte más débil que es la más humilde, la que tiene menos recursos y se encuentra en lugares que no son tan apropiados para una cuestión de esta naturaleza”

El síndrome de las dos sillas
“En mis amigos de Mercedes y en la gente que tengo cerca que es mi grupo familiar y la gente que yo quiero, más a los que sigo a través de facebook nos vamos contactando y eso me mantiene bien. Me siento como una persona que está sentada entre dos sillas, como corriendo el riesgo de no estar permanentemente presente en Santiago de Chile ni en Mercedes pero trato de estar bien cuando estoy en Chile y estar presente y muy bien cuando estoy en mi pueblo. Por lo tanto te agradezco que me hayas permitido dar una pincelada de Mercedes recordando a viejos amigos Lucero, con su genio en la pintura, a los mejores jugadores de fútbol de Mercedes desde el “Zoilo” Carmona al “Canario” Biaggini, a mis hermanos, al Club Defensores de Belgrano, a Mabel, a Mariano, a “Chiche” Scorzo con el que íbamos a bailar a Suipacha, a “Lili” Falabella y sus hijos, al “Oso” Pereyra, a Marcelo Liziero de Suipacha entre otros entrañables amigos”.

“Para mí Mercedes es un paraíso. Me gusta pasar mucho tiempo ahí, pero también es muy cierto que ante la partida de mis padres la motivación de viajar es un poco menor, no obstante suelo escaparme, me acompaña mi hija y vamos y sigo teniendo contacto con las personas que más quiero, sin distinción de nada, o sea que la relación que tengo con mi hermanos, amigos y familia, mis vecinos de infancia, mis compañeros de colegio, sigue intacta, hablamos de todo menos de política para no meterme en el medio de personas que quiero muchísimo por diferencias que nos dividen, por eso cuando voy tengo que andar de un lado para el otro y comer con todos. A todos esos seres que yo quiero y que me reciben en sus hogares también yo los espero aquí –culmina emocionado.

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