Locales
El sentido de una pandemia planificada
«Pues planificar no es ni más ni menos que definir un curso de acción para llegar a un objetivo en el futuro. «
OPINIÓN: Por Walter Anido (Especial para La Verdad Mercedes).-
No estaremos haciendo ninguna revelación al decir que resulta difícil sobrellevar más de 150 días de “cuarentena”. No obstante el frío análisis de algunos datos nos permite encontrar que el esfuerzo que ha realizado la mayoría de los argentinos valió la pena. Argentina tal vez tuvo la ventaja de poder ver las escenas antes de tiempo. La realidad que imperaba en otras regiones del mundo llevó a suponer que resultaría difícil dar respuesta a una demanda sanitaria, esencialmente porque el sistema público no estaba preparado. Tal vez ni siquiera hoy lo esté, puesto que la pandemia no está en retirada y sigue acechando con dureza en las regiones más pobladas de la Argentina.
No buscaremos en esta columna abrir debate sobre otras cuestiones que por cierto son también de vital importancia como la cuestión económica o los niveles salariales de los trabajadores de la salud por mencionar dos de ellos. Tal vez sea necesario hacerlo en otra oportunidad. Intentaremos pues interpretar el sentido de la cuarentena y el beneficio de algunos de sus objetivos.
Cuando el estado nacional decide el aislamiento social preventivo y obligatorio allá por el mes de marzo, la premisa no era otra que ganar tiempo para el fortalecimiento del sistema de salud. Los entendidos en la materia consideraban que el avance del virus era inexorable y en el estado de cosas actuales no se iba a poder atender las necesidades de la población. Más allá de nuestras fronteras observábamos países que tapaban a sus muertos en las calles, centros de salud donde se debatían por la última cama o excavaciones de fosas para depositar cuerpos.
Mientras tanto el COVID 19 comenzaba a llegar a nuestro país, el número de contagiados a crecer y la demanda sanitaria marcaba su curva en ascenso. Entonces era necesaria una planificación. Pues planificar no es ni más ni menos que definir un curso de acción para llegar a un objetivo en el futuro. Y ese fue el supuesto, la clave de un camino en el que todos estábamos comprometidos.
Hace escasos días pude mantener una charla con una funcionaria del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. En ella se planteaba ese razonamiento del fortalecimiento del sistema sanitario. Entonces consideré oportuno iniciar otras charlas con funcionarios de diferentes localidades, tal el caso de Mercedes, Suipacha, Luján o Giles por mencionar algunos distritos cercanos. Y allí la estadística siempre fría, permitió ver el buen tino de esa pandemia planificada.
Basta con detenernos en los datos que surgen del propio hospital zonal Blas L. Dubarry. En aquellos días de comienzos de cuarentena, las camas disponibles de Terapia Intensiva eran tan solo 5. En la actualidad, con esa proyección de un futuro que estaba bosquejado, existen 18 camas de UTI. Afortunadamente solo 11 de ellas están ocupadas, tanto por casos de COVID positivo como por otras patologías o necesidades. Podemos entonces hacernos alguna pregunta a nosotros mismos en voz alta. ¿Qué hubiese sido del sistema sanitario en términos generales si no habríamos transcurrido por este aislamiento que permitió organizar la salud pública para evitar el colapso?
Puede que alguien se anime a decir con justa razón que este tipo de interrogantes son contrafacticos. Ciertamente todo aquello que no ha sucedido lo es. Pero el dato de las camas de Terapia y su crecimiento en este lapso no son imaginarios sino factuales. Es un buen ejercicio analizar este tipo de situaciones, máxime cuando en muchas ocasiones nos preguntamos por el sentido de la cuarentena, nos hacemos replanteos sobre su beneficio o necesidad. Puede que sea este dato una fuerte razón para considerar que la súbita decisión del aislamiento que aún transitamos no fue otra cosa que intentar garantizarnos el acceso a la salud, un derecho consagrado en nuestra Constitución Nacional.