Juan Grabois visitó comedores de Luján y Agote

Manifestó asimismo que «Las trabajadoras sociocomunitario del MTE, con un altísimo nivel de organización, barbijo en boca y guante en mano, habían terminado de cocinar más de 800 viandas y comenzaba la distribución en el Barrio San Jorge de Luján. La fila, bastante ordenada y con la debida distancia, serpenteaba interminable por el barrio. Es una imagen que se repite en los comedores de todos los movimientos populares y organizaciones eclesiales que trabajan en las periferias, día tras día, como ese ejército invisible de poetas sociales que valoraba Francisco en su carta.»

Por otro lado expresó que «En estas circunstancias afloran todas las carencias que venían de arrastre. Aparecen los vecinos que cada tanto miraban de reojo al que asistía al comedor. Hay quienes le ponen el cuerpo, la cabeza y el corazón a la cuarentena como viene, sin juzgar. La peste desnuda el alma de las personas, como decía Sartre. También las miserias y grandezas de un Pueblo y su dirigencia.»

«Siento esperanza cuando como en Luján, junto a la comunidad organizada, una representante política está ahí no para la foto, sino porque siente y piensa con el Pueblo, necesita escuchar y sentir para poder pensar creativamente y expresar los anhelos y necesidades colectivas.»
«Carolina Francia tiene 37 años. Es concejala, militante del Frente Patria Grande. Cuando llegué al comedor compartía con Alejandra, Andrea, Yeyi, Yésica, Lali y Marcelo un debate recurrente: tenemos que cocinar viandas o entregar bolsones de mercadería. Es una decisión que expresa el fino equilibrio entre la voluntad solidaria y las circunstancias adversas, la dimensión heroica de la militancia popular y la prudencia necesaria, en un tema sobre el que no hay protocolos ni directivas. Los compas sopesaban pros y contras, conversaban sobre la utilidad del Fondo de Respuesta Solidaria que Carolina impulsó en el Concejo. Mientras tanto, ella recibía llamadas de vecinos, mensajitos de whatsapp, iba viendo cómo ayudaba a una doña que no podía a hacer los trámites de ANSES.»

Ya trasladado a nuestra ciudad, Grabois dijo que «En Mercedes me pasó algo muy parecido con el intendente Juan I. Ustarroz, de 41 años, militante de La Cámpora, a quien no conocía. Lo vi en el comedor de Agote, donde laburan las compañeras Vivi, Flavia x2, Lili y los compañeros Oscar, Gabi, Riki, Elías, Cristian y Luis. Juani estaba totalmente compenetrado con la necesidad de que lleguen los alimentos, al menor costo posible, con los escasos recursos del distrito. Estaba al tanto del precio de cada paquete de arroz o fideos; pasamos un buen rato comparando precios y viendo posibilidades minimizar los costos para que alcance para todos. Me contaba cómo pensaba resolver el tema de la leche agrupando los tamberos del pueblo, cómo bajar el precio de la carne junto al frigorífico, el vínculo con los productores de verdura para que lleguen más baratas, cómo intentaba buscarle la vuelta para que legalidad, trasparencia y eficiencia no sean cosas incompatibles. Conversaba con las cocineras y cocineros si la Supersopa de la Universidad de Quilmes era adecuada o no a las necesidades de la gente y como prepararla. Sabía bien cuantos respiradores había en el distrito y las perspectivas posibles para el futuro próximo.»

Por último manifestó que «El día anterior, había estado en Moreno con Mariel Fernández, de 42 años, Intendenta, militante del Movimiento Evita. Se vino a la inauguración de un centro de abastecimiento del MTE Rural en un predio que les cedió Víctor Fera de Maxiconsumo a los horticultores. Mariel está peleando en tierra arrasada, sin presupuesto, en un distrito enorme y con miles de problemas, esquivando las balas de mafias de todo tipo, remándola en un mar de miseria y el abandono junto a los compañeros más pobres, sin ese aire de «yo me las sé todas» que se nos pegó a los porteños.»

Concluyó que «En este momento difícil, me alegró ver tres dirigentes políticos jóvenes de las periferias bonaerenses que, con distintos recorridos, con diferencias y coincidencias, errores y aciertos, buscan caminos junto a los movimientos populares y los humildes, sin mirarlos de arriba, sin paternalismos ni soberbias, sin indiferencias ni autosuficiencias ni autorreferencialidades constantes. Eso da esperanza.»