Locales
Las vacunas que no nos libran de los pecados
Por Walter Anido (Especial para La Verdad Mercedes)
El sonado caso del Vacunatorio VIP sacudió fuertemente a la sociedad argentina. En medio de una situación general de faltantes de vacunas, en el Ministerio de Salud de la Nación, destacados nombres recibieron dosis de la Sputnik V por debajo de la mesa. Es un escándalo que difícilmente se pueda disimular, aunque no escapa a la realidad de un país donde la posibilidad de conseguir favores, privilegios o prebendas, excede a la dirigencia política. Quien esté libre de pecados puede arrojar la primera piedra.
Lo que sucedió en otras latitudes del país revela que la práctica ha sido más frecuente de lo que uno puede imaginar. Basta con recorrer la zona, a pocos kilómetros de nuestra ciudad, para darnos cuenta de ello. Un caso similar tuvo lugar en San Andrés de Giles, donde dos concejales terminaron renunciando a su cargo por haberse vacunado sin respetar el orden establecido. Algo similar sucedió en Navarro y una polémica cruzada enlodó también al distrito de Chivilcoy. ¿Se puede creer que en comunidades tan pequeñas estas “agachadas” iban a tardar demasiado en conocerse? Casi imposible pensar que nadie iba a enterarse. Lo más triste es considerar que si pasó en Nación y en la zona, porque no sospechar que sucede en otros tantos lugares. Las malas acciones de algunos dirigentes terminan contribuyendo al peligroso discurso o mensaje que algunos sectores de la comunicación se esfuerzan en “instalarnos”.
Que la política no reporta soluciones a las comunidades, que la Democracia no cumple con las expectativas de los pueblos y deteriora la confianza en la dirigencia llevándonos a considerar que todo es lo mismo. La corriente Anti logra su cometido, pero esta vez con una escena a la que solo hay que ponerle un poco de condimento para servirla a la mesa de los argentinos. Funcionarios locales relacionados con la salud, han manifestado off the record, que en este proceso de vacunación, donde miles de mercedinos se han inscripto y aún esperan para poner el brazo, han tenido no pocos mensajes para “sortear” alguna de las exigencias que impone la campaña de vacunación. El turnero provincial se maneja en otros escritorios y esto ha permitido a esos funcionarios con responsabilidades de gestión, decir No a esas proposiciones. Claro que el listado de los que pidieron favores es posible que nunca se conozca, hecho que dejará este dato en la anécdota.
Pero en Nación hubo lista de notables y conductas un tanto extrañas. La confesión del periodista Horacio Vertbitsky es una de ellas. En determinados niveles de poder siempre se dice que las casualidades no existen. Cuando algo parece producto del infantilismo hay que buscar una razón más convincente para entenderlo en su justa medida. Sin embargo en la mayoría de las ocasiones las desconocemos o pretendemos convertir en argumentos sólidos las informaciones de dudoso origen que recibimos por whatsapp o vimos en alguna red social en algún perfil de quien ni siquiera conocemos. Y esa confesión del “perro”, que si de algo uno puede estar seguro que no tiene un solo pelo de zonzo, terminó con la carrera o trayectoria de un Ministro cuyos logros en su paso por la política quedarán arrumbados en algún archivo.
El Presidente Alberto Fernández reaccionó como debía o como la población interpretaba que debía hacerlo. Porque más allá del prestigio del sanitarista, la máxima autoridad nacional debía dejar en claro que “no todo vale”, que los errores groseros deben pagarse y nada puede hacerse a cualquier precio ni mucho menos justificarse con liviandad. Tampoco podemos creer que los “favores” o “privilegios” para los amigos del poder nacieron con Ginés González García. Para los ciudadanos de a pie es un hecho que la indignación se cole con facilidad. Porque la situación económica no muestra síntomas de mejora, porque la campaña de vacunación en la pandemia global ha tenido sus inconvenientes y porque en estas dos cuestiones hay algo que afecta lo que se llama expectativa. Esa posibilidad de creer que en el transcurrir de una gestión hay problemas de los que no se tiene demasiada claridad en cómo serán solucionados.
Pero no todo es lo mismo ni debe correrse el peligroso riesgo que así parezca. Porque fue la propia ciudadanía, fueron los mismos argentinos, que en un porcentaje mayor decidieron cambiar hace menos de dos años la conducción de un país que venía de cuatro años de desaciertos en tantísimos aspectos. Fue un veredicto inapelable. Tamaña tarea tendrá entonces el gobierno nacional, el provincial y hasta los Intendentes, en consolidar acciones políticas que atiendan los verdaderos problemas de los argentinos más allá de lo discursivo. No se puede justificar lo injustificable, mucho menos cuando algunos sectores del poder consideran que puede haber una puerta de acceso para pocos y otra cerrada para la mayoría.
Pero también la situación nos interpela a muchos, que alguna vez hemos considerado ante una dificultad o un inconveniente, que se puede hablar con fulano o con sultano, para que la solución llegue por una vía más expedita aunque menos estridente. Es decir, por un “favor” que alguien puede hacernos. Buena parte de nosotros también tenemos un viejo amigo como Ginés… pero resulta más reconfortante considerar que estamos libres de pecados.
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