RN5: En el camino de las postergaciones

Las notas que intentan editorializar algunos temas deben tener la precaución de dejar en claro que es opinión y qué información dentro de su estructura. En oportunidades quienes lo hacemos podemos caer en nuestra misma trampa, siempre hablando de buenas intenciones, y terminar en un collage confundidos. Pero cuando se trata de información que puede traducirse a números, todo resulta más fácil para encontrarle sustento informativo a esa opinión o a las consideraciones que se expondrán.

Comenzaremos entonces diciendo que lamentablemente nos encontramos con la noticia que nos indica que el avance de la autopista Mercedes o Luján, y la ciudad Bragado, será escaso o nulo en el año próximo. La política de infraestructura vial de la Argentina en las últimas décadas ha sido paupérrima y no hubo gobierno capaz de crear un sistema que garantice a los argentinos tener una transitabilidad segura. No hay excepciones. Desde el modelo de los noventa con la privatización de los caminos puestos en manos de empresas que engrosaron sus arcas a fuerza de un sistema de peaje solo eficaz para los intereses de la llamada “patria contratista”, hasta las encandilantes PPP, las perspectivas de mejoras han sido solo espejismos.

En la ruta 5, la que comienza en la vecina ciudad de Luján y atraviesa toda la provincia hasta llegar a la capital pampeana, se ve claramente el fracaso. Pasaron 30 años. En ese período el tránsito creció ostensiblemente y por ende los riesgos de siniestralidad. Pero ese crecimiento no fue de la mano con las condiciones de seguridad vial que podía brindar el Estado Nacional. De hecho la RN5 se convirtió en una de las más peligrosas del mapa carretero argentino. Y solo 28 kilómetros, entre Mercedes y Luján, con una cabina de peaje (puede leerse aduana interna) y sin colectoras o caminos alternativos, fueron la respuesta a tantos años de dejar una contribución para que nos levanten una barrera. Ya casi nadie se pregunta porque paga y que paga. Solo paga. En todo este tiempo la famosa relación costo – beneficio ha tenido la balanza muy inclinada hacia el lado del costo. Una tendencia que no se modificará, cuanto menos si analizamos en detalle el Presupuesto 2021.

Podríamos atender muchas argumentaciones en este punto. La sabana corta es una constante en la Argentina. Podremos decir en un análisis general que el presupuesto nacional que se ha presentado prevé una fuerte inversión en obra pública que se estima en 1 de cada 10 pesos. Pero en el análisis particular de las partidas asignadas es obvio que el avance de la doble mano entre Mercedes-Suipacha – Chivilcoy – Alberti y Bragado, deberá esperar mejores augurios. El Subprograma 10 que figura dentro de los planes de Vialidad Nacional, y que lleva el título de fortalecimiento de la Red de Autopistas Federales, nos disipa toda duda. Para Vialidad, y para cualquiera de nosotros, una autopista conforma un corredor estratégico para la integración y para el desarrollo económico de las regiones, disminuyendo considerablemente los costos de transporte y los tiempos de viaje.

Entonces ni siquiera hablando de Seguridad Vial, podemos inferir que esa integración o desarrollo de la región, también seguirá en tiempo de espera. El programa tiene destinados 46 mil millones de pesos para más de 40 obras. La Autopista Ruta Nacional Nº 5 Luján – Bragado tiene asignado menos del 1 por ciento de ese presupuesto. Tan solo $ 129.853.982 que nos podrán parecer mucho para tener en nuestros bolsillos, pero que en términos de obras viales representan demasiado poco. Por caso, otras obras, como la Autopista Ruta Nacional Nº 7 Luján – Junín figura con $ 3.143.048.696 y la Autopista Ruta Nacional Nº 8 Pilar – Pergamino con $ 5.352.903.329. Un presupuesto siempre presupone lo que se proyecta hacer. Al menos lo que surge del mismo, es que la autopista de la Ruta Nacional 5 debe esperar un mejor turno y soportar una nueva postergación.