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SEBASTIÁN CHARAF: “Cuando se vive en el exterior, hay una parte de uno que está en el lugar donde nació”

Viajó a Noruega por un intercambio académico. Hace siete años que reside en la ciudad de Stavanger, la capital del petróleo. Estudió ingeniería mecánica y trabaja para una empresa de servicios para la industria del petróleo, en especial el mantenimiento y reparación de cañerías de gas y petróleo. Está casado con Tea (noruega) y tiene una hija, Helena, de tres años.

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MERCEDINOS POR EL MUNDO POR FERNANDO PACHIANI

Los estudios en Mercedes
“Nací y me crié en el barrio Trocha, mi casa está ubicada a dos cuadras de la estación, fui al Colegio Parroquial toda mi vida, desde el jardín hasta que me recibí en el año 2003, de ahí saqué un grupo de amigos muy unidos que gracias a Dios lo mantengo. Básicamente mis amigos, son quienes han transitado conmigo la escuela y el jardín, que serían Agustín Martino, Iván Vaingerl, mi amigo que se fue a México, con él compartimos las cenas del exilio, por decirlo así, Facundo Cassiani, Federico Dinova, Federico Fornasari, Federico Marenda, Alejandro Masello, Sebastián Jáuregui y después otros amigos que me han dado la vida como Tomás Morrow, Mauro Lambert, entre otros.

Después que terminé la escuela estuve trabajando un año con mi viejo que es veterinario, trabajando en el campo, un poco relacionado con lo que sería maquinaria agrícola, y después decidí estudiar Ingeniería Mecánica. Empecé a estudiar en 2005 y me mudé a Buenos Aires, pero siempre volviendo a Mercedes, como todos los mercedinos, supongo, así que estuve estudiando y residiendo durante el 2014 en Bs. As.” –cuenta.

Trondheim
“Al principio fue un poco duro adaptarse al ritmo universitario- confiesa Sebastián, pero la verdad que disfruté mucho de la carrera y de la gente que conocí ahí y de toda la experiencia que obtuve en la universidad. Estando ahí conoces mucha gente y algunos me hablaron de experiencias trabajando en el exterior y siempre me interesó tener esa experiencia o viajar un poco, y allí conocí un grupo de noruegos que estaban de intercambio, me hice amigo, y empecé a ver la posibilidad de viajar al exterior, así que bueno, en el 2010 pasó eso y en el 2012 tuve la oportunidad de hacer un intercambio académico en la Universidad Tecnológica de Trondheim, una ciudad ubicada en el medio de Noruega.

Me vine por 6 meses a estudiar acá y pude conocer un poco de la cultura noruega y ver cómo funcionaban las cosas en este país. Tuve una experiencia muy buena y después de eso me propuse venir a probar suerte.

En un principio cuando me vine a estudiar acá, el idioma fue el desafío más grande que tuve, siendo que acá en Noruega se habla noruego, y si bien tengo un buen nivel de inglés, para mí fue también difícil. Ese es el desafío grande que uno tiene cuando se muda a un país que no habla su lengua. De a poco fui aprendiendo, estudiando, mejorando, primero con el inglés y los últimos años con el noruego. Es algo que hay que hacer para poder aprovechar de todo lo que te brinda el país”

La boda soñada
¿Se puede decir que el amor también fue la causa de tu viaje a Noruega?
“Al final es toda una historia- dice. Tuve la suerte de encontrarme, entre ese grupo de amigos noruegos, con una chica que se llama Tea. Básicamente iniciamos un proyecto conjunto, de los dos, de entablar una relación y proponerse vivir en alguno de los lugares. Por ahora viene ganando Noruega, pero capaz que en algún momento le tuerzo el brazo y vamos para Argentina. Ella, por ejemplo habla muy bien el español, la verdad que sí; estuvo viviendo un año en Argentina y aprendió español a la perfección. Es muy capaz para eso. De hecho alguna vez que hemos viajando de Noruega a Argentina, hablando con otros argentinos, capaz ni se dan cuenta que es de Noruega. Además ella conoce Mercedes muy bien. Se adaptó muy bien y eso es muy importante para mí, que ella se sienta tan cómoda entre mi familia y entre mis amigos.

Finalmente nos casamos hace dos años. Te cuento que acá hay una forma de festejar los casamientos un poco diferentes de lo que acostumbramos en Argentina.

Este tipo de fiestas son más reservadas, muy privadas, entre 30 a 50 invitados. Así que nuestro desafío era buscar algo que se adapte para los dos, para mi gente y la de Tea. Decidimos casarnos en 2018, pero al final no pudimos casarnos ese año y lo tuvimos que posponer un año más y eso les dio tiempo a la gente de que se pueda organizar para viajar. Creo que hubo casi 30 argentinos que vinieron, incluyendo a toda mi familia que hizo un esfuerzo enorme para venir hasta acá y gran parte de mis amigos que pudieron venir, para mí fue muy especial ese momento.

Nos casamos en un pueblo muy chiquito, que sería como un pueblo de verano, que está en la orilla de un fiordo; es un pueblito que durante el verano ocupa sus cabañas, tomamos contacto con todas las cabañas que se alquilaban por la región y reservamos todo lo que había disponible, la idea era pasar un fin de semana en ese lugar, para que los argentinos que venían desde tan lejos pudieran compartir y conocer un poco más, además de la fiesta. Organizamos la logística de reservar un fin de semana para la gente que venía no sólo de Argentina sino de otras partes de Noruega. El viernes hicimos una fiesta de bienvenida en un jardín donde pusimos una carpa, y mis hermanos, a quienes agradezco mucho, hicieron dos corderos al asador y dejaron a todos los noruegos que pudieron presentar ese espectáculo, felices.
Eso fue el viernes, que gracias a todos mis amigos de Argentina que le pusieron mucha onda, prácticamente fue un casamiento. El día siguiente habíamos reservado un salón en una islita, que tenía un restaurante e hicimos la fiesta de casamiento ahí”.

Noruega
“Noruega tiene la particularidad de tener mucho espacio verde, mucha naturaleza, por lo que se disfrutan mucho las actividades al aire libre cuando el tiempo te lo permite-cuenta Sebastián.

En sí tiene la particularidad de los fiordos, y es que en una época, en la época del hielo, cuando se iban derritiendo esos bloques de hielo, iba erupcionando la tierra, lo que generó básicamente entradas del mar en el territorio que son muy profundos; hay fiordos que tienen hasta 1000 o 1300 metros de profundidad, son muy estrechos y muy profundos.
Noruega en sí es un país que para donde vayas, en toda la costa oeste de Noruega, hay muchísima agua. O hay fiordos, o hay lagos, o hay ríos; es un lugar que está poblado de agua, ya sea dulce o salada, y lleno de montañas que son hermosas, le da una belleza natural muy especial. Montañas, bosque y agua combinados. Existen formaciones rocosas, en los fiordos, con accidentes muy característicos como el “Preikestolen”, también llamada “La silla del orador”, que es una piedra cuadrada que forma un precipicio de 400 metros. Es como un balcón natural, es muy popular y está lleno de turistas que vienen por eso”.

Los afectos
“Mercedes siempre estuvo ligado a las andanzas con mis amigos, el hecho de salir a andar en bicicleta sin rumbo, andar para cualquier lado, y después mi papá, que vive en Agote… algo que extraño mucho es la casa de mi papá que es una quinta en Agote, con un montón de cachivaches y porquerías que usaba en mi adolescencia para jugar entre los fierros y cosas así. Extraño mucho a la gente, a mi mamá, Josefina, y mi viejo Omar, mis sobrinos más que nada, que eso por ahí es una de las partes más duras de vivir afuera, no poder presenciar el día a día de los chiquitos que crecen tan rápido. Por ahí uno con la cámara los ve, pero el hecho de estar ahí es otra cosa. Además los hijos de mis amigos también. Eso pesa bastante a la distancia, pero con la tecnología se alivia un poco. De chico vivía en lo de mis abuelos, tengo muy buenos recuerdos, y si bien ahora no los tengo a ellos, siempre van a estar en mi corazón”- concluye.

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