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INDHIRA DEL GIUDICE: “Mercedes me permitió crecer en un lugar donde siempre me sentí segura”

MERCEDINOS POR EL MUNDO POR FERNANDO PACHIANI

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Radicada hace más de 20 años en los EE.UU, neuropsicóloga de profesión y coaching, en esta entrevista rescata valores esenciales como la amistad acuñada en los primeros años, el compromiso por la palabra empeñada, la importancia del buen nombre, la creatividad y el empeño, entre otros. Algunas de sus frases favoritas son:
“Lo que importa no son los recursos que tienes sino, tu ingenio y creatividad”
“Ser emprendedor significa mantenerse activo en el camino que lleva al logro de nuestras metas”.
“Una persona creativa es la que ve en una pila de metal retorcido el material perfecto para una magnífica escultura”

La familia
“Mi papá se llamaba Rubén Del Giúdice y mi mamá es de apellido Echenique, más conocida como la negrita y mi hermana se llama Anahí. Son los únicos mercedinos, yo nací en Dolores pero soy y me siento mercedina hasta la médula. Mi madre fue profesora de piano y mi papá trabajó en el Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires, motivo por el cual nos mudamos mucho, por eso yo nací en Dolores y recién me mudé a Mercedes cuando tenía 11 años”.
“Poder vivir cerca de mis seres queridos fue una de las grandes cosas que me dio la vida: poder disfrutar de la familia, el lujo de jugar con mis primos, de disfrutar de mis tíos y tías, el verlos envejecer y la despedida de mis cuatro abuelos. Mercedes me permitió crecer en un lugar donde siempre me sentí segura, donde disfruté de chica, yo creo, de esa independencia maravillosa que sólo los chicos de pueblo pueden experimentar; tuve el privilegio de ser la hija de la prima, de la nieta, de vivir en una comunidad donde todos te conocen y te cuidan; esos son regalos de la vida que sólo los entendés cuando vos no se lo podés dar a tus hijos. Cuando tus hijos la única familia que tienen es a vos como nos pasa a nosotros acá (Estados Unidos)”.

¿Qué significa Mercedes para vos?
“Mercedes me permitió tener amigas del grupo; las amigas de mi barrio, unas compañeras de colegio que son hasta el día de hoy mis mejores amigas, y del barrio de la Av. 30. Esta amistad ha desafiado la distancia, el tiempo y algún que otro malentendido y sigue firme y crece cada día; estamos en contacto diario y son seres de luz que me han enseñado el valor de la amistad a través del tiempo y la distancia porque realmente estamos en contacto diario y en cada viaje que hago a Argentina ellas convierten la casa de mamá que está en silencio durante todo el año, porque ella está solita, en un cúmulo de risas, de bullicio, de mates, de visitas a cada hora, de “pijamadas” y muestras infinitas de cariño que me llenan el alma y alegran la vida de mi madre de la manera que no puedo explicar. Y aclaro que todas ellas son mujeres de familia, con trabajos y obligaciones, algunas ni siquiera viven en Mercedes pero no dudan un minuto en sacrificar el tiempo y los recursos para pasar un rato juntas y tenerlos en vivo y en directo, todo eso me ha dado Mercedes”.

“Todas son mis amigas de barrio y algunas compañeras de la escuela son mis mejores amigas actuales. Para mí es uno de los grandes regalos de los pueblos. Esta cosa que te permite crear vínculos diferentes y muchas cosas que fui experimentando a través del tiempo y te das cuenta que la experiencia de vivir afuera es totalmente distinta”.

El porteño más encantador
“Cuando terminé la secundaria continué psicología en la Universidad del Salvador. Cuando me tocó irme a Buenos Aires yo volvía todo los fines de semana, como hacen todos los chicos, a ver a mis padres y volvía a Buenos Aires y allí me esperaba el porteño más encantador del mundo que era mi esposo y él siempre les cuenta a nuestros hijos en la cena diciendo que él llegaba a la estación de Once muchas veces antes que yo saliera de Mercedes porque no había teléfono en ese momento y me buscaba entre todas las personas. Un poco la experiencia de todos los mercedinos que se ponían de novio con alguien de la capital y terminó ganando Buenos Aires. Lamentablemente porque para estudiar me tuve que ir a Buenos Aires y después nos casamos; tuvimos dos hijos Kevin y Axel”.

La amistad con el Dr. Facundo Manes
“Luego de recibida como neuropsicóloga, trabajé en el Hospital Fleni. Aún recuerdo una situación muy graciosa que me ocurrió porque el día que estaba saliendo para la maternidad, literalmente a tener a Kevin, que fue nuestro primer hijo que tiene hoy 27 años, me llamaron para ofrecerme trabajo en el Fleni en el departamento de neuropsiquiatría y neuropsicología; ahí me esperaron 6 meses y empecé a trabajar y hacer mis primeras armas en el Fleni donde tuve el placer de trabajar junto a mi gran amigo Facundo Manes”.

“Él me hizo el mejor regalo que me pudo haber hecho y haber dado a mi madre antes de fallecer mi padre. Facundo me ayudó a dárselo. Rápidamente te cuento: mi papá y mi mamá nos visitaban seguido aquí en Buenos Aires y después cuando nos vinimos a vivir a Estados Unidos también. En uno de los viajes yo me di cuenta que papá se desorientaba. Yo tenía una casa grande y todas tienen un sótano; mi papá se desorientaba y quería ir para dónde estaba su habitación y se iba a la planta alta. Entonces yo le digo “papá estás desorientado”, me dice que no, y agrega “es que esta casa me confunde”. Ante esto no dudé, y lo llamé a Facundo a la facultad y le dije que papá está actuando raro y le digo que quiero que lo vea y me dice mándamelo y mi papá que era bastante reacio a ir al médico, fue. Le hicieron todos los estudios neuropsicológicos y yo viajé a la Argentina para este evento y cuando llegó el momento de la devolución estábamos sentados con mis padres, terminó la consulta y mi padre por supuesto dijo: “doctor, ¿cuánto le debo?”, y él le dijo “no, ¿para el padre de Indira? ¿cómo le voy a cobrar? Hay una amistad de por medio y para un pueblerino como mi papá, para alguien que la amistad y el buen nombre tenían tanto que ver en la vida, sentir que su hija había sembrado ese tipo de relación, fue como el mejor regalo, porque un mes después de eso él falleció”.

“Así que esa es mi historia con Facundo Manes, -continúa- compartimos muchos años de trabajo ahí. A través de los años me ha asistido en varios temas personales y siempre está disponible. Y la verdad es un ser maravilloso; me confundió un poco cuando empezó a meterse con la parte política pero creo que después volvió al cauce y siguió en lo suyo que es la medicina”.

¿Cómo es vivir en el extranjero?
“Creo que no es un destino fácil para los argentinos el extranjero porque en mi caso yo no hablaba nada inglés así que realmente fue una experiencia maravillosa; éramos los únicos no mormones en el lugar pero ahí conocimos a nuestros únicos amigos argentinos Cris y Pablo Piñeiro a los que adoramos – y agrega- 3 años después de haber llegado recibí la noticia más triste creo que un expatriado puede recibir qué es que alguien que uno ama está mal y está lejos. Ese era mi papá que había tenido un ACV. No puedo dejar de mencionar a Luciana Portesi, mercedina, a la cual gracias a que actuó con una celeridad impresionante y mandó a mi padre al Fleni inmediatamente y permitió que una operación de rescate me permitiera llegar en 3 vuelos; después de casi 24 horas más tarde llegué a Hospital a despedir a papá y fue una realidad muy dura en ese momento. Estar eternamente en deuda y con la gratitud enorme porque pude llegar a despedirme, cosa que muchos expatriados no tienen el lujo de poder hacer con su familia, sus amigos, sus padres, fallecen y no llegan a verlos”.

Su presente en EE.UU
Indhira nos cuenta sobre su actualidad en los Estados Unidos: “Vivo con mi esposo y con nuestros hijos en la Florida a donde llegamos, también por trabajo, en el 2003 a una ciudad que se llama Weston. El único hijo americano se llama Pedro en honor a mi papá. No puedo llamarme psicóloga porque hubiera requerido volver a la universidad y hacer estudios que son carísimos así que decidí no volver a la universidad y apoyar a mi familia, asistir a mi familia, que creo que ser mamá, fueron siempre mis metas fundamentales por eso, dejando mi carrera profesional de lado, lo que siempre quise hacer es tener una familia, así que apoyé a mis hijos y a mi marido y no volví a la universidad”.

“Todo el tiempo estudié otras cosas y finalmente soy terapeuta: hago biomagnetismoy me especializo en coaching. En cambio, mi marido trabaja para una corporación americana que se llama McAfee y fue un poco el motivo de la movida. Hace 18 años que está en la empresa y también trabaja desde nuestra casa; desde hace dos años trabaja desde casa así que en ese sentido para él la “cuarentena” no lo ha afectado en ese aspecto”.

“Yo creo que es muy importante entender que depende con quién hablas y en qué lugar de Estados Unidos estás te va a dar un panorama totalmente diferente. Cada estado tiene su propia Constitución, su propio congreso y su propio gobierno, entonces hay mucha independencia del Gobierno Federal; a su vez cada estado tiene su propio condado y dentro del Condado están las ciudades; sobre el tema de la pandemia el Gobierno Federal establece una guía y leyes de alineamiento pero al final cada country, cada ciudad, hace lo que quiere. Acá muy arraigado es el tema de las libertades individuales. Por ejemplo si hablamos del tema particular que nos afecta todo el tema del usa máscara esto queda a criterio de cada uno; nadie te va a poner, te va a parar por la calle ni ponerte una multa ni llevarte preso porque no tenés máscara; al final del día es el ciudadano común, el dueño de la veterinaria, la panadería, la verdulería, en el supermercado, el que decide si necesita máscara para entrar”.

“Nuestro hijo mayor (Kevin) es paramédico; trabaja en el hospital en la que acá se llama la primera línea de defensa porque si vos tenés cualquier cosa que no sea crónica o dolencia, así que cualquier caso de coronavirus que hubo en esta ciudad pasó por la guardia y los amigos de mis hijos, compañeros, lo vieron y te puedo decir sin entrar en detalles personales que la afluencia de pacientes es totalmente controlada: nunca han estado en situaciones de colapso en el hospital ni mucho menos; es más: al principio intentaron hacer una carpa fuera del hospital como un hospital de campaña con quirófano y semanas después la bajaron porque no había pacientes, no tenía sentido. Los insumos siempre fueron suficientes. Cuando tienen pacientes que tienen covid 19 entran a los consultorios con todo el traje de plástico puesto y ambos tienen protecciones y todas las medidas de seguridad y muy estrictas porque obviamente están como dijimos en la primera línea de defensa”.

Los viajes para ver a su madre
“Había pensado este año ir para la Argentina y concretamente para Mercedes; yo viajaba cada 4 o 5 meses a ver a mamá así que esta pandemia hace que esté alejada un poquito de la viejita que ya tiene 85 años. Para mí es tan importante que uno de los regalos más grandes que tengo en Mercedes es Gustavo Volpone. Él es mi hermano putativo, es el hermano varón que la vida me regaló y le debo muchísimo por la atención que le presta a mi mamá, es un ser maravilloso, un hombre con mayúsculas.”

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