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Lucas Jerez: «¡Cristo resucitó para quedarse entre nosotros, no para pasar e irse cada vez que un cura se va!»

En su cuenta de facebook, el Padre Lucas Jerez dejó un sentido mensaje hasta hoy su comunidad pastoral en Chacabuco al ser designado Rector del Seminario Arquidiciocesano.-

Publicado

En la mañana de FM Santa María 88.1 en diálogo con Octavio Fiorelli en Parte del Aire, manifestó su alegría y compromiso sacerdotal al enfrentar este nuevo desafío de ocuparse de la formación intelectual, pastoral y espiritual de los futuros sacerdotes.-

Comienza diciendo: «Queridos amigos de san Isidro labrador, querida familia: así como empiezo mi carta es como lo siento… ¡siento realmente que uds. son mi familia! Una familia cuyo lazo de unión es Cristo, que nada ni nadie, ni tiempo ni distancia podrán romper jamás. También, después de estos 9 años de vida caminando juntos y esta semana tan llena de emociones, siento necesidad de escribirles y abrirles mi corazón.»

«Este pedido del obispo de asumir el 2021 como rector del seminario con la consiguiente necesidad de dejar de ser párroco de esta comunidad, me tomo de sorpresa. La verdad es que me daba cuenta de que pronto llegaría el momento de despedirme y al mismo tiempo sentía que esto era necesario también para uds., pero nunca pensé que era esto lo que se me pediría. Sinceramente no tomé este pedido ni lo acepté «saltando en una pata» y esto se debe a que todos los curas nos preparamos y soñamos con que nuestros cambios sean de una parroquia a otra. Pero, al fin y al cabo, de ser esto posible, ¿no sería seguir en mi zona de confort, haciendo lo que ya me sale naturalmente? En cambio, ahora se me pide algo totalmente nuevo y muy importante para la formación de los futuros pastores de nuestra Iglesia diocesana y de otras diócesis hermanas cuyos seminaristas se forman en nuestro seminario. Por eso, más que «contento», después de hablar con el obispo y también con mi director espiritual, dije que sí con mucha paz, confiando plenamente en que es Su voluntad y mi respuesta no fue al obispo sino a Cristo a través de él. Estoy tranquilo, confiado y con mucha paz y eso también es signo de Dios.»

«Les confieso que cuando me pidieron formar parte de la pastoral penitenciaria siendo aun seminarista allá por el 2009 dudé mucho y en principio sufrí al sentirme incapaz de semejante tarea. Pero fui después plenamente feliz y con ellos aprendí la misericordia que luego trate de poner en práctica con uds. Y cuando Mons. Agustín me pidió venir a san Isidro, era el lugar donde menos quería ir y el día que llegué tuve ganas de llorar. ¡Sí, de llorar! Y ya ven todo lo que pasó después, no hace falta decirlo. Es por eso que, como les digo, confío mucho en que lo mismo pasará en el seminario. Ya el Señor me mostrará por qué me quiere allí y mi corazón de cura se enriquecerá aun más. Al fin y al cabo, el sacerdote debe morir a si mismo para hacer siempre la voluntad de Dios.»

«La noche antes de que se haga este anuncio de mi nuevo destino pastoral recé mucho y con mucha emoción ante Jesús en el sagrario. Me di cuenta de que él me llamó a esta arquidiócesis, la cual tiene parroquias, hospitales, cárceles pero también la basílica de Luján y el seminario. Y si bien la responsabilidad última es del obispo, nos corresponde a nosotros, como clero de Mercedes-Lujan, «hacernos cargo» junto con él de toda esta realidad. También me puse a pensar en todos los jóvenes, los abuelos, los enfermos, los más necesitados y tantísimos otros que en estos años pude ver dejarse abrazar por Jesús y ser testigo del cambio de sus vidas. Me da cierta nostalgia adelantada o melancolía pensar en todos ellos y en cierta manera me preocupaba lo que vendrá después. Pero inmediatamente pensé en algo que dio serenidad a mi corazón: si yo siento una preocupación por uds., ¡cuanto más en serio se tomará Jesús los asuntos de esta querida comunidad! En verdad, yo no morí por uds., Él sí lo hizo (cf. 1 cor. 1, 13), uds. no son mis hijos, son Sus hijos.»

«También les comparto que me da pena que muchos digan “¿qué va a pasar ahora con todos los que en estos años se sumaron a la parroquia y con los jóvenes? ¡Se van a ir todos!”. Realmente les digo que el hecho de que piensen de esta manera me entristece profundamente. Jamás trabajé para mí y siempre los estuve preparando para esto. Quienes trabajaron conmigo son testigos de que traté de compartir con todos y ayudar a formar una comunidad, pero que siempre dejé en claro que no trabajaban para mí sino para Cristo, que los curas estamos de paso, y que el clericalismo (que todo dependa del sacerdote), es una de las peores cosas que le puede pasar a nuestra Iglesia. Traté de formar en uds. líderes, porque son uds. los que, animados por el sacerdote pero siendo protagonistas de la evangelización en su parroquia, deben atraer a otros hermanos a Cristo. En definitiva tenemos que saber reconocer que Jesús estuvo antes que yo aquí, estuvo también mientras permanecí con uds. (¡soy testigo de eso!) y estoy completamente seguro de que seguirá estando y eso es todo lo que alcanza para seguir caminando unidos y formando comunidad. ¡Cristo resucitó para quedarse entre nosotros, no para pasar e irse cada vez que un cura se va! Hasta ahora fui yo, antes de mi fueron otros pastores y cuando me vaya al seminario serán otros también los que, con su propia impronta, seguirán acompañando la vida de esta hermosa comunidad. Con los años hemos logrado formar una parroquia al estilo Evangelii Gaudium, que aun tiene mucho por caminar y seguir transformando realidades. Son una comunidad joven y ahora depende de uds. que, bajo la guía de otro pastor y el impulso siempre nuevo del Espíritu Santo, siga creciendo y madurando, abriendo puertas a todos, especialmente a los jóvenes y a los más pobres.»

«Siempre los preparé para el momento de mi partida. Esta comunidad ya tiene un estilo, un camino y un proyecto pastoral propio que deben seguir profundizando. ¡No tiren todo por la borda! Y si al irme yo, se van muchos de uds. o no continúan la obra que bien hemos discernido en comunidad y estamos convencidos de que es de Jesús, de nada habría servido mi trabajo aquí. Seguiremos caminando juntos estos meses que nos quedan, con la mirada puesta en Cristo y en nuestros hermanos. No es hora de estériles lamentos, sino de arremangarse y seguir trabajando por todos ellos, por los que aun no lo conocen y los que son postergados, por los jóvenes que se sienten solos y son víctimas de las banalidades de este mundo y tantos otros que el Señor pondrá en nuestro camino. Sé muy bien que afectivamente toda despedida es difícil pero, queridos hermanos, ¡ninguno de nosotros vive para sí, sino solo para Él! y piensen esto: uds. estarán siempre en mi corazón de cura porque todo mi ministerio hasta ahora lo hice aquí. Y en este momento Jesús me pide que ayude a formar el corazón de los futuros pastores de varias diócesis. Y de esa manera uds. también, aunque ellos no lo sepan, estarán en sus corazones sacerdotales y en las comunidades que el Señor pondrá en sus manos.»

«¡Gracias por tanto! Muchas gracias por la paciencia y pido perdón a aquellos a los que no pude llegar o lastimé quizá por mi debilidad y mi pecado. Los quiero mucho a todos, los bendigo y encomiendo a sus oraciones al obispo, al equipo de formadores del seminario, a los seminaristas y a mí mismo.»

P. Lucas
Párroco de San Isidro labrador

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